miércoles, agosto 02, 2006

Ser o no ser - I

Observa que el mismo blogger le ofrece, al emitir su comentario en otro cualquiera, cuatro alternativas bajo la inquietante frase: "Elija otra identidad". Le da cuatro oportunidades que lee y estudia atentamente: 1/ su nombre de blogger, 2/ anónimo, 3/ usuario y 4/ otro usuario diferente. De repente y al hilo de sus pensamientos sobre la identidad recuerda las palabras de la canción de Raimón, el cantante de Xátiva: "qui perd els origens per l'identitat" (1). Al margen que siempre ha creido que esta frase es un sofisma, le alegra infinito que el blog le haya resuelto el problema a la humanidad del presente que camina hacia el futuro: elija otra identidad con toda y absoluta libertad. Puede ser usted, el de verdad y no el de verdad sino el que ya haya escojido, por ejemplo Dionisio de Halicarnaso; puede ser un simple anónimo, el que lanzó la piedra o el primero que insultó o el don nadie de la masa que ni se atreve, cobarde, a dar su nombre; puede ser usted "usuario" que es ser nada en medio de la masa y por último puede ser "otro usuario diferente, " diferente al que ya es ahora, cuando ya ha escogido ser otro, así que invénteseuna identidad que le resulte, según desee, hostil, cordial, seductora, valerosa, mítica, zafia, vulgar, ordinaria o lo que mejor le cuadre al momento y al objetivo. Asombrado se queda ante la elección, él que siempre ha sido él y que en su búsqueda de una identidad, que es cosa que se construye con el tiempo y no algo que te dan, la ha ido destejiendo de lo dado para quedarse en el puro hueso: ha dejado de ser catalán, español, europeo; ha dejado de ser niño, adolescente, joven, maduro, mayor, soñador, progresista, comunista, activista, enamorado, desenamorado, prepotente, humilde, vanidoso, docto, inteligente, empleado, jefe, empresario, pobre, ex pobre, padre normal, hijo normal, hermano normal, marido normal, tío y sobrino, amante y desamante y desamado; bautizado dejó de ser cristiano y católico de manera instantánea, no lo fué nunca, y lo único que no ha dejado de ser es curioso y lector: ha dejado de ser, esta es la realidad, una serie de adjetivos que nunca ha tenido el tiempo o la determinación de ser, que no se ha añadido él mismo, pero que los otros le han colocado y él ha creído y ha usado en el documento de identidad que llevamos inscrito en la mente, para acabar siendo Luis Rivera y de esto si está seguro, auqnue en realidad a veces tiene serias dudas, porque usando el Luis como nombre durante sus sesenta y dos años, cuando va a Barcelona se encuentra todavía con buenos amigos que le llaman Lluis, por aquello de que la identidad no se debe perder aunque sean los otros los que te la sobrepongan.
Vaya por delante que nacido allí y habiendo pasado media vida en esa tierra, no es catalán aunque le insistan en ello, y siente a Cataluña con amor propio, es decir entre él y la tierra y su paisaje y a Barcelona más aún que a la tierra y su paisaje, como un trozo de la entraña que habita en la memoria de los hechos vividos; y no es español, él que usa el español que como lenguaje para unirse a los demás y la cultura amplia de España como lecho sobre el que retozar con su pensamiento y su tradición, no es español ni siquiera cuando siente serlo pòrque toda la cultura que ama se le ha volcado en ese idioma y en esa tragedia; y no es europeo porque cree como tantos otros, que lo importante en ser son otras cuestiones, y que se debe sentir el europeismo cuando este se convierte en una forma de superar cualquier complejo pequeño de nacionalismo burgués, para olvidarlo enseguida: se siente el europeismo como aliviador de la tensión chauvinista.
La ciudad en la que nació fué afectuosa con él y la recuerda con un cariño que otros más exhuberantes denominarían amor; la recuerda hecha de luz y de color y de sombras, de cuadrículas y avenidas; de interminables paseos de juventud, de infancias atrevidas: la recuerda de ricos y pobres y siente al recordarla, vívidamente una ligera envidia que le muerde las ideas, cuando recrea los barrios de la parte alta, los de la Diagonal, como los barrios de otras gentes, de otras tiendas, de otros vivires en los que la estética podía ser reconocida como una de las bellas artes cotidianas. Él, que nunca en su infancia fué clase media, tomó como modelo la parte alta de la ciudad y soñó con acceder a ella.
Sabe por experiencia propia, aunque bien podría ser esta la única experiencia común de un solo individúo consigo mismo, que la ciudad de uno no es la mejor del mundo: no se escoje nacer en una jaima del desierto, o en Nuremberg en 1938, pero si se escoje seguir allí toda la vida: dios es grande pero en estas cosas no se mete. En algún blog escribí que la única patria que el hombre del jardín reconocía era la infancia y las buenas sensaciones que de ella le llegaban
El ser o el no ser es cosa más seria que la definición de una retahila de hechos constitutivos, no de una identidad sino de una adjetetivación calificativa que pretende facilitar el reconocimiento y si se apura la aceptación. "He leído, por ejemplo, De un Castillo a otro de Celine". ¡Pero si es un fascista! Si, ciertamente, pero sabía escribir y expresar su desacuerdo conmmigo o provocar el mío con él. Ya decidiré yo cuando retirarle mi confianza. Hanna Arendt, su adorada pensadora judía tuvo amores con Martin Heidegger, antisemita y pronazi; no siempre fueron amantes, claro, pero lo sauficiente para que su correspondencia parezca una paradoja de imprenta. Son las cosas de la vida, y a veces de la muerte.
Se pueden perder las raíces sin perder la identidad y se puede perder la identidad porque no se pierden las raíces, que es cosa que sucede mucho en estos tiempos. Dice el hombre del jardín que la identidad no se pierde, pero se muda, por deseo propio o por extrañas obligaciones que son de vida o muerte o de empleo o desempleo. El poder, que es poderoso y es cuestión de no olvidar esta verdad tan clara, suele hacer mudar las identidades de las personas hasta convertirlas en gentes que piensan dentro de un conjunto estadístico, identitario si es que esto es posible. Si pretendes no ser, no lo que eres, piensa el hombre del bosque, sino lo que te dicen que eres, estarás en el limbo a no ser que te compres un bosque y te pierdas en él. La identidad común es una masa a la que se adhieren pingajos calificadores y no depende de cada uno, en su ser o no ser, como mejor sepa y le guste, aún sin saberlo, sino de los registros civiles, el barrio en que se habita, el tipo de coche, el nivel académico, el partido al que se vota, el círculo de amigos, el muro de enemigos, una amante excepcional que te transforma o los Campeonatos Mundiales de Futbol y algunos etcéteras más.
Recuerda nuestro amigo, como al oir el verso de la canción mencionada, qui perd els origens perd l'identitat estuvo algún tiempo tratando de entender, sobre todo entender identificando sus raíces: hijo de padre y madre nacidos en Cataluña, pero nieto de un gallego, una aragonesa y dos murcianos, las tres raíces de terruño, más la asumida ya por sus padres, se le creaba un problema muy serio, puestos a no perder nada de sus raices le salía una identidad tortuosa y compleja, tenía que encontrar una simplificada, como la declaración de la renta; pensó en poner un anuncio en un periódico solicitando una identidad confortable, pero alguien con tendencia a la reducción a lo simple, le dijo sonriendo: no tienes ningún problema, has nacido en Cataluña, pues eres catalán, muchacho.
Comprendió entonces que afirmaciones de tal calibre, como la del verso, como la del amigo, no eran nunca afirmaciones inocentes y que cabía tener en cuenta al emisor y a sus intereses identitarios.

(1) Quien pierde los orígenes pierde la identidad

8 comentarios:

  1. Aquí, Luis, fatalmente coincido contigo casi punto por punto. Y esto me preocupa un poco, porque la palabra cabal para el asentimiento es el silencio. Te añadiré, más por pedantería que por otra cosa, que Raimon me ha parecido siempre un mal cantante. Y punto. Con respecto a la identidad, la única manera de ganarse una es renunciar, al menos, a una parte de tus orígenes. ¡Cuántas memeces hemos tenido que soportar!

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  2. Hanna Arendt habla de la necesidad de renunciar a lo que nos ha sido dado desde el principio como principios y tratar de afirmar lo esencial a partir de alcanzar esa especie de desnudez.
    Creo que hemos sido además memos instrumentales.
    Lo que me preocupa, amigo Gregorio, es que uses el término "fatalmente" para referirte a una coincidencia. Pueden haber otras, espero.

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  3. Hola Luis. Al parecer he vuelto sano y salvo pero... ¿sobreviviré a la lectura de todo lo atrasado en tu blog? :-)
    Ya sabes... empiezo mañana.

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  4. Javier: no se si vale la pena que lo intentes. Bienvenido.

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  5. Qué bueno!! Cómo me ha gustado!!

    (No digo más... pero poder podría... me parece uno de los textos más sueltos y más suaves, en el sentido de deslizamiento del verbo, que te he leído. Por supuesto que el fondo es lo que interesa, pero el fondo existe con la forma, nunca sin ella, y existe todavía más cuando la forma desaparece y ni se nota que está ahí para darle cuerpo. Bueno, haz como si esto que he escrito entre el paréntesis no lo hubiera escrito, vale? sólo lo de arriba, al principio, fuera del paréntesis)

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  6. Me asaltan dos ideas:
    Rizoma, me gusto este concepto de Deleuze. No se si lo entendi bien . Pero la perdida de las raices, tal y como se entiende raices, para pasar al concepto rizoma, es esperanzador.
    Noosfera, esa capa de pensamiento , esa red de redes.
    Quizas si que hay que perder los orignes para obetener una identidad. Ser un individuo con sus singularidades y particularidades, sino quizas nos convirtamos en Dividuos.

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  7. Roma, al final no se si quedarmne con paréntesis o sin él, por si acaso lo cojo todo. Trabajo en que el estilo desaparezca, como si se tratara de una charla. Si lo consigo me alegro.

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  8. Clara: Los orígenes nunca son inocentes del todo, porque no vienen de uno mismo sino que nos son dados. Por eso crean raíces que nos fijan a viveros que creemos conocer, pero no tanto... Coincido con Luri es que quien quiere alcanzar una identidad con un mínimo de coherencia, debe olvidar algunos orígenes, desencajar algunas raíces y poner hormonas fertilizantes en otras.

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