miércoles, julio 12, 2006

Ráfagas

El 1 de enero del 61 AC, Cicerón le envía una de sus habituales cartas a Ático, y en el último párrafo le escribe: "Aparte de esto nada más tengo que escribirte y por Hércules, que mientras lo hago estoy profundamente afligido, porque ha fallecido un joven alegre, mi lector, Sositeo, y me ha conmovido más de lo que parece adecuado la muerte de un esclavo" Nunca antes lo ha mencionado ni lo mencionará después, es el único rastro de un "joven alegre" del que solo sabemos que ejercía como letor de Cicerón y era esclavo. El acceso a la eternidad, es decir, a la memoria de los demás, al registro de la historia, puede venir por los hechos o por los afectos, y en este caso se trata de lo segundo. Cicerón ya había dejado su cargo de consul, dos años antes, y era en Roma una figura importante, respetada, buscada y consultada por todos. La muerte del joven "le conmovió más de lo que parece adecuado la muerte de un esclavo." ¿Cómo debe conmover la muerte de une sclavo? A quien leía estas cartas hace unos años, le impactó tanto este fragmento de veracidad, que lo marcó con lápiz amarillo pensando que algún día pensaría en ello. o se referiría a ello si llegaba a escribir lo que no es probable que escriba.

En otra carta anterior, en ferero del 67 AC, Cicerón se despide de Atico escribiendo: "Mi pequeña Tulia, delicia de mi alma, reclama tu regalillo y me pone a mi cono fiador: pero seguramente voy a rechazar la deuda antes que pagarla" Esta pequeña Tulia a la que él ama por encima de todo le abandonará años después víctima de un pos parto, dejándole en la más absoluta desconsolación. Tulia tampoco es nada, es nadie a efectos de la historia, pero sabemos de ella por el amor de su padre, y eso nos consuela. Si no fuera por ese amor profundo y las innumerables cartas familiares que aquel escribió, no sabríamos nada de Tulia.

Antinoo ha pasado a la historia gracias al afecto que profesó por él Adriano: Los museos romanos abundan en bustos del muchacho que era hermoso, y afectuoso con seguridad. Este Adriano que ha llegado a nosotros cubierto de las galas de la sabiduría y la humanidad, pero que despechado por los comentarios irientes de su arquitecto le mandó suicidarse. ¿Cómo se manda suicidar a alquien que ha construído el Foro Trajano con tal gran dominio del equilibrio y de los volúmenes? ¿Por envidia? ¿Por rabia? En una ocasión, quien esto escribe se sorprendió mirando una cara en marmol de Antinoo como Hamlet debía mirar la calavera de Yorik, buscando en ella los atisbos de la vida perdida. "Estos labios que yo besé tantas veces" dice el príncipe danés. Ahogándose en el Nilo el muchacho alivió a Roma de un problema y hundió al emperador en la tristeza.

Intentando abarcar el pulso de la historia tropìezo con ráfagas de ternura que me emocionan.

7 comentarios:

  1. Estos días estoy preocupado por la memoria, por la idea de que nadie pueda transmitir mi memoria.
    Por eso me ayuda tu afirmación. Se puede pervivir o por el afecto o por los hechos.
    Supongo que en fondo es un alivio porque ambos factores pueden ser promovidos por uno mismo.
    ¿Seré capaz de aumentar mis afectos en número e intensidad y de ejecutar actos dignos de ser recordados?

    ResponderEliminar
  2. Javier: pienso que mientras alguien te recuerde eres alguien. Luego, el azar.

    ResponderEliminar
  3. Esa empieza a ser mi obsesión. Estoy de acuerdo que siempre se vive mientras alguien te recuerde, yo lo hago con aquellos que he perdido pero a los que les debo algo, algo de lo que soy. Lo preocupante es que empiece a pensar que nadie, nadie se acordará de mi.

    ResponderEliminar
  4. Javier, lo que dices de que lo preocupante es que empieces a pensar que nadie se acordará de ti me ha hecho tener la siguiente reflexión: que entonces no deberíamos pensar en ello puesto que como tú mismo dices: lo preocupante es pensarlo. Creo que preocuparse no cambiará lo que tenga que ser, y también nada suele ser como lo pensamos. Pero lo importante para cada uno, creo, no es la realidad, entre comillas, sino la apreciación que de ella tenemos, y creo que en este caso del que hablas puede darse perfectamente que te recuerde quien menos lo pienses, y que no te recuerde quien tú piensas que te recordará.
    Y de todas formas, no sé si seré un bicho raro, pero creo que uno debe hacerse a la idea de que más tarde o más temprano desaparece y desaparecen los que conoció o le conocieron, y total... vivir es lo que importa, y vivir y morir bien, claro, independientemente de que te recuerden o no.
    Quizá soy muy dura, no sé... pero este es mi punto de vista.

    ResponderEliminar
  5. Roma: aunque no soy Javier, opino. El núcleo de lo que llamas dureza es la lógica aplastante. Si pensamos en materialismo, es decir, en la ausencia de vida eterna, la transferencia a la memoria es poco importante. Basta aceptar las tesis de Epicuro (yo lo hago) cuando dice que la muerte no debe importar porque cuando tu estás ella no está y cuando ella está tu no estás. No estando la memoria no es: una especie de presencia oscura y sin sentido. Nada.
    Ahora bien, si quien piensa en la transferencia de la vida a la eternidad, la vida eterna del alma o del espíritu, con sensación y sentido de una realidad continuadora, ¿cómo le va a importar que no le recuerden en la corta transferencia de dos o tres generaciones, cuando se enfrenta a la eternidad?
    ¿No será, pienso, el tema al que Javier viene dándole vueltas la sospecha de que no se cumple el requisito básico de devolver a la especie vida por vida?
    Cuando yo hablo de la memoria de Sositeo, me asombra el retazo de humanidad que trasciende desde dos líneas de Cicerón, que escribió miles y sorprendo un atisbo de eternidad cuando alguien lo lee, cuando el texto del orador a su amigo, es revelado como lectura al lector. Yo pienso en Sositeo, pues existió. Pero ese Sositeo murió joven , probablemente sin hijos, como Antinoo. Son espectáculo para nosotros y por ellos nos asomamos a su realidad. Es nuestro atisbo de la eternidad que no existe (seamos sinceros) y nada más.
    Gracias Roma y Javier, por estos dimes y diretes. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Hola Luís. Hola Roma.

    Quiero empezar agradeciendo vuestras opiniones pero, como me parece poca cosa así, he decidido descubrirme. Para ello me he puesto el gorro playero y… me destoco con reverencia y genuflexión. Todo ello para que quede menos aparente que mi nivel cultural y de reflexión no esta a la misma altura de lo expuesto.

    Hola Roma.

    “Lo preocupante es pensarlo” Así en bruto no estoy de acuerdo, pensar no es preocupante, quizás lo sea el elemento pensado, o las conclusiones pero pensar no creo que se apreocupante, ni siquiera en este caso.

    Tu reflexión me ha recordado una escena que viví hace poco. Visitaba el cementerio de mi pueblo por motivos familiares y me di una vuelta entre los nichos. Me gustó mucho que casi todas las tumbas portaran el retrato del finado. Esa fue una gran ayuda para, casi sin darme cuenta, verme inmerso en un mar de recuerdos. Con muchas de aquellas personas había tenido relaciones muy ligeras, con algunas ni siquiera había hablado pero, de una u otra forma, para todas tuve un recuerdo. Y eso enlaza con tu reflexión, aquellos difuntos seguro que nunca pudieron pensar que un tipo como yo les iba a guardar un recuerdo.

    “Vivir es lo que importa”, afirmas. Estoy totalmente de acuerdo y ese debe ser nuestro reto pero… ¿no estaría mal un poco de memoria?

    Y aquí enlazo con Luís. Hola Luís.

    Jejejeje Me ha gustado mucho ese “aunque no soy Javier, opino” Tal vez me lo apunte y empiece así mis discusiones políticas o futboleras jajajajaja el personal alucinará y siempre habrá alguno que me recuerde que si, que si soy Javier, jajajajaja.

    No me preocupa la vida eterna, no soy creyente y no estoy especialmente inquieto con la muerte.

    En el tercer párrafo de tu respuesta esta la clave, que has expresado mucho mejor que yo, al menos en términos filosóficos, ¿o debería decir biológicos? “Devolver a la especie vida por vida” ¿dónde quedará mi recuerdo, ya que biológicamente no dejo huella? ¿Cuál será mi vestigio en este mundo? Tal vez sólo el recuerdo de alguien que vea mi retrato en un nicho del cementerio de Utrillas. Con eso me conformo.

    Y termino con la fórmula de nuestro anfitrión. Gracias Roma y Luís por estos dimes y diretes. Un abrazo.

    ResponderEliminar