lunes, julio 10, 2006

Adios, Che, adios



Este hombre ha hecho hoy bien poca cosa, prisionero de un sol despiadado. Una brisa ligera ha ido aliviando, de vez en cuando, el duro tránsito del día que en realidad lo ha sido en la penumbra del interior de la casa. Al mediodia, repentina y violenta ha llegado una ráfaga de viento de no más duración que diez o doce segundos: llegaba el sonido desde fuera y con él, instantáneo, un chasquido y de nuevo el silencio y el sol. Cualquiera diría que ha pasado el diablo o un espíritu malo, porque no ha vuelto a repetirse el fenómeno. Las sillas de lona han volado por sobre la grava roja y han ido a parar al seto; al salir para recogerlos ha reconocido el origen del chasquido: el castaño rubio, briotis, se ha quebrado por su pie, limpiamente. Tenía ya tres años y casi los dos metros de alto. Esta ráfaga de viento ha sido su condena, en cierta manera su detsino, pero el hombre que cuida el jardín no cree en el destino y tampoco en condenas noveleras. Lamenta la muerte del castaño y mañana pensará en reponer en su espacio vacio otro ejemplar: no sabe aún de qué.

A lo largo de todo el día ha estado pensando en el Che, aquel Ernesto Guevara que se convirtió en un mito desde un poster de los sesenta, donde miraba el futuro, todo él mancha negra de tinta, con un retazo rojo en la boina que le cubría: una estrella de cinco puntas. La iconografía, extraída de una foto trucada tomada durante un discurso de Fidel en La Habana, adaptada al más puro estilo pop, el vestuario y la imagen personal, cabellos al viento, barba rala, boina guerrillera, antecedían a lo que luego fué aporte para la iconografía hippie. Una nueva mistificación, aunque no lo sabíamos, paralela a la de Jesucristo, se nos proponía a los que entonces éramos jóvenes. un compendio de martir y víctima, puro idealista, salvador de almas y pueblos, un Checristo vivo y redentor, al que vió en persona en Barcelona, a principios de los sesenta, vestido de verde oliva (era invierno porque le recuerda con gabardina) rodeado de sus guardaespaldas (habrían cuatro o cinco) barbudos como él, con el mismo vestuario, bajando de un coche y dirigiéndose a la puerta de "Tarragona" de la calle Urgel, empresa dedicada a la construcción de maquinaria industrial en la que nuestro amigo estaba esperando a una muchacha de la que andaba enamorado: se llamaba Rosi. Ella era mecanógrafa; el Che era ministro de Economía de la República de Cuba; él, en la España de Franco militaba en un grupo activo contra el regimen: el MSC. Pasó el Che por su lado, dió un ligero rodeo para no atropellarlo y lo mismo hizo la escolta. El hombre que hoy ha visto troncharse su Castanea Briotis no fué capaz de alzar la voz y llamarle "camarada" como le hubiera gustado, porque no pudo, simplemente le fué imposible reaccionar.

Por aquel tiempo, cree que unos dos o tres años después, en un piso que compartía con un buen amigo en el barrio de Tres Torres de Barcelona, donde se guardaban y activaban de vez en cuando cuatro multicopistas del partido (lo que se llamaba aparato de propaganda), en la pared de la ventana de su dormitorio que daba a una terraza y ésta a una calle estrecha, la calle Escuelas Pías, justamente delante de un mercado, tenía clavada con chinchetas el poster del Che y encima de la mesa de trabajo un libro de él: "Les souvenirs de la guerre revolutionaire" Ya era un mito, y todavía no había desaparecido, eso fué en 1967, asesinado en Bolivia. Este hombre que escribe sentía, con profunda ingenuidad, una vanidad extrema, la de ser capaz de entender todos los procesos revolucionarios o socialdemócratas que se estaban llevando a cabo en el mundo cambiante de los años 60. Sobre el papel y entre el humo de cigarrillos, café y coñac, " iba a ser posible, profundizando en las propias contradicciones del sistema, transformar la realidad por medio de la acción revolucionaria, construyendo al hombre nuevo" Nosotros teníamos en España a un dictador tozudo al que todo esto le tenía sin cuidado ocupado como estaba en atarlo todo bien y sólidamente para que nada cambiara. La teoría en aquella tarea que iba a llegar con seguridad la poníamos nosotros, extraída de Marx, Lenín, Sartre y el propio Che: el trabajo efectivo, la tarea de empujar y actuar sobre las contridicciones quedaba en manos de las masas.

Las masas: ese protagonista activo de la historia se le antojaban a este hombre que escribe como un cuerpo gris de dimensión y morfología desconocida. Sabíamos que existía porque estaba en la historia descrita adornando las victorias de la lucha del pueblo contra el capitalismo. El Che se refirió a ellas en un artículo "Sobre el socialismo en Cuba, y lo que transcribo no tiene desperdicio. No deja de ser interesante leerlo aunque se puede prescindir de ello. Pero representó en las convicciones del que escribe este post un cambio radical en su pensamiento, lo que con veinte años más o menos es de agradecer: fué la primera certeza.

...Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.
Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.
Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.
La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.
Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. "

Convertir al pueblo de Cuba (o de cualquier país) en un sujeto obediente a las instrucciones del líder carismático, aceptar su carácter multifacético y señalarle las tareas a cumplir, sean cuales fueran los riesgos y alcances, resumían desde el punto de vista del estado mayor de la revolución comun a la aparición científica de las masas; desde el punto de vista de parte del pueblo cubano lo que resumía era la aparición de la dictadura: adios a la democracia.

Este hombre que escribe se asustó, lo reconoce, porque algo hizo clic en su pequeño cerebro, una señal de alarma. Izquierdista y revolucionario si era (el partido MSC no lo era e ignoraba las veleidades revolucionarias de algunos jóvenes intelectuales que de alguna manera empezaban a dibujar el Mayo del 68) pero le gustaba el mundo occidental que se respiraba más allá de los Pirineos y tenía un objetivo: vivir en la democracia. Ya entonces le gustaban los bosques y el mar, y leer, y hablar con amigos hasta altas horas de madrugada, y las chicas, era enamoradizo, y la ciudad en la que vivía en cuyo Barrio Gótico se perdía muy a menudo para encontrarse a sí mismo. Descolgó el poster del Che y decidió salirse de la masa, levantar la mano y pedir permiso para ausentarse para siempre. Empezó su desgajo del plural gracias al Che y trató de usar el nosotros lo menos que pudo.

Este hombre que escribe y quiere ser coherente, ha estado pensando en el Che porque ha leído en un post de José Antonio Galloso (lo cito otra vez y espero que no se moleste) un comentario curioso; alguien que en los blogs suele no tener nombre ni edad ni a veces sexos, o sea alguien-nadie, responde a una crítica al proyecto eternamente revolucionario de cuantos aprendices de dictadores han habido, de construir "el hombre nuevo", afirmando que dicho hombre no existe porque se construye poco a poco, y dice: "es una meta, un objetivo". Si no hubiera sido del castaño briotis al troncharse, el chasquido oído con la ráfaga de viento repentino, y el mismo viento, bien hubiera podido ser un efecto especial para dar mayor consistencia dramática a la lectura: "¿Una meta? ¿Un objetivo?" "¿Para quien?" "¿Por quien diseñado?" "¿Quien está de acuerdo y quien no?"

Pues este hombre se viene declarando epicureo, no debería meterse en temas de tal enjundia política, sobre los que poco o nada puede aportar, pero si quiere ser desleal por poco tiempo a esos principios que debe y quiere seguir para guardar el equilibrio. No hay metas ni objetivos salvo los que cada uno forja en su propia y feliz o desdichada o mixta vida. No hay hombre nuevo porque ni siquiera existe el hombre viejo. Hay, eso si, demasiados mitos que sirven para justificar una postura poco realista ante la vida. A Cuba, como a España en su día, le llegará el momento de remprender el camino de la historia tozuda, y el castrismo será un paréntesis como el franquismo. Esto será aunque no sea una meta nio un objetivo, porque no hay mal que cien años dure. Y este amigo quiere terminar esty post alegrándose por no haber saludado aquel día al Che y haberse enzarzado en una conversación sobre el socialismo: llegó Rosi y se fueron juntos, él y ella, a tomar un cubata a un bar de la calle Muntaner famoso por tener poca luz.

11 comentarios:

  1. Cada vez me parece más indudable que no podemos vivir sin santorales, reclinatorios y conciencia del pecado. Que no sabemos, en definitiva, vivir sin mitos. Y creo que conviene aceptarlo como un dato de la realidad. Los mitos cumplen una función terapéutica que no tiene sustituto. Incluso cuando pretendemos sustituirlos lo hacemos con otros mitos: como el de la Historia, el Progreso, el Hombre Nuevo... El totalitarismo no es otra cosa que el mito totalitario.

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  2. La búsqueda del No Mito es el único objetivo que me parece primordial. Es lo que yo llamo "desaprender, deconstruir y desolvidar". Un proceso de reconstrucción desde uno mismo de la realidad al cabo de los tiempos. Ya se que es complejo y seguramente anticientífico. Coger al mito y volverlo del revés es, posiblemente un deporte fascinante: por ejemplo: el nacionalismo (todos), el pecado (el cristianismo), el nosotros (la realidad), etc.

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  3. No es para nada anticientífico Luis,gran parte de las escuelas psicológicas apuntan a una revisión constante de todos los mapas que uno va adquiriendo en la vida para deshechar aquellos que sentimos ya no corresponden y ampliar nuestros niveles de consciencia...aún así, yo sigo amando al Che por todo lo que él representó en un instante de mi vida...

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  4. Algo de lo difícil en esta vida terrenal es ser congruente.
    Admiro a los pocos que lo logran. De hecho, no llego a terminar de contar mi mano derecha.
    Tus letras me producen que tú lo eres.

    Abrazo...

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  5. Vb: ese es parte del problema. Yo no puedo amar a alguien cuya elección de acción condujo a un fracaso que le excedía y afectaba a generaciones. A ver si lo explico bien, mientras es política de salón vale, era nuestro caso. Pero cuando trasciende a vivos, a muertos, a poder, ese es el probelma. El Che no era "el malo" sino "el irresponsable". No es al Che a quien amas, sino a ti misma años atrás cuando creías en él. Tal vez sientas ternura por ti misma; yo prefiero no hacerlo. Creo que es eso, por lo menos.

    Clarice: lo congruente es tratar de decir lo que uno siente, reflexiona y piensa, sin preocuparle el escenario ni las coincidencias.

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  6. Vamos a decirlo clara y directamente: Como revolucionario, el Che fue un matón; y como políco, un inepto. Su iconografía ha sido útil, en todo caso, para constatar que "rebelarse vende" o, dicho de otra manera, que la revuelta contra el capitalismo es la vanguardia del progreso capitalista.

    Con respecto al mito: ¿Qué otra cosa puede ser lo otro del mito más que la razón? ¿Y qué país ha sido la patria del racionalismo? ¡El mismo que inventó la destrucción tecnológica de seres humanos!

    La razón -a mi modo de ver- sólo es sabia cuando es capaz de integrar -de manera crítica, evidentemente- el mito en su discurso. Además de algoritmos, para vivir necesitamos sinécdoques, metonimias e incluso algún que otro axímoron.

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  7. Pues dicho queda, amigo Luri. Me quedo con esa frase que deberé pensar un poco: "la revuelta contra el capitalismo es la vanguardia del progreso capitalista".

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  8. estoy de acuerdo con tu pàrrafo ùltimo...saludos desde el sur

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  9. No tiene nada que ver con ternura por mí misma Luis, tiene que ver con que aún me parecen admirables los seres humanos que persiguen utopías que no involucran su beneficio sino el otros... a otra escala, el subcomandante Marcos en México....

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  10. Vb: respeto profundamente tus sentimientos por las personas. De acuerdo.

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  11. Hola Beatriz: he visitado tu página. Te agradezco tu presencia aquí.

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