martes, mayo 16, 2006

Del fondo de los fósiles




¿Cómo comprender que solo soy una persona? ¿Y que este bosque es solamente un bosque? El paisaje se cierra en círculo en torno a la individualidad y un día se descubre uno mineral. Es así como empiezan los fosiles, felices consigo mismo, acurrucados en el placentero sentir y estar. El culpable, no debe quedar la menor duda, es el café con leche de la mañana y el cielo radiante que a través de las ventanas mira el interior de la casa escrutando los rincones. Le gritarás al cielo, "no me persigas, estoy aquí, lo sabes" y él permanenece inalterable en su labor de espionaje. Lo que quiere es que salgas, que compartas su luz. Ah, si todas las madrigueras fueran iguales no habría habitantes sobre la superficie del planeta y nos veríamos, vecinos mudos, a la luz del silencio. Conviene recordar que estamos en la superficie y que andamos a medio camino entre el caracol y el elefante, animales del planeta con un cerebro de 1,300 gramos que contiene la mayor capacidad de inteligencia que es posible. Años enteros hay en que se encienden las velas y se vive en su oscuridad, cargada la atomósfera de desasosiego. Acontece que todo parece ir de mal en peor y solo nos queda el rincón inestable de la cueva, en la que los cambios de estación producen miserable angustia. Le gritarás a la cueva "déjame ir, me esperan fuera" y obligada y a regañadientes abrirá su boca y te mostrará el camino de la luz que seguirás hasta dar con el bosque. Ya estás afuera, te dices, soy valiente. Engañosa circunstancia, cualquier ruido te acongoja. Nombrarás, detestables, a los dioses que puedas invocar, inventados sobre la misma marcha y abandonados en los márgenes del camino, condenados al fracaso por fracasados; ¿no les pediste ayuda y no te la dieron? ¿No te dejaron inerme ante un peligro que desconocías? Sobrecogido por el terror invocaste al dios de la compañía y estaba fuera, de copas, no se ocupa de los temas de los mortales en final de semana, deberás esperar hasta el lunes, no hay dioses de guardia. Sobrtecogido por el futuro invocarás a los dioses de la seguridad y oirás su respuesta serie y conspicua: ¿acaso crees que esto es un banco? Cielos, claro que no, yo solamente pedía ayuda. Felices los tiempos en que los dioses y los hombres convivían en un paisaje de escepticismo y no existía el pecado que despiadadamente se impuso a la humanidad. "Solo quisiera saber para apurar mis desvelos / dejando a una parte, cielos, / el delito de nacer, / ¿que más os pude ofender para castigarme más? / ¿No nacieron los demás, pues si los demás nacieron,/ ¿que privilegio tuvieron /que yo no gocé jamás? Calderón puro y duro condenado a los infiernos por dudar, por invocar contra la malignidad del pecado de nacer. Felices los tiempos del paganismo placentero, de los ritos de Eleusys, de los oráculos, del Mediterráneo universal, suma de todos los mediterráneos, lugar privilegiado que renunció a la atlanticidad, que se lleva en la sangre. De abandonar los tiempos de la ciencia, crueles y venturosos, ¿cabría la posibilidad de volver al paganismo sabio, cuando en Roma crecía cualquier templo que quisiera porque ninguno de ellos tenía poder sobre la vida? Crueles, si, pero suficientemente morales, los días de ayer mantenían a los dioses en los altares y para que no molestaran demamsiado les llevaban alguna que otra ofrenda. Pues estos dioses fatales del bosque, se disuelven en la tierra y desaparecen, si deshaces el camino ya no les encuentras abandonados en el margen; se fueron, no están, no eran nada. ¿A qué tanto soñar y pedir? En el arroyo recién encontrado mojarás el talón de tu pie, y como Aquiles llevarás esa mancha toda la vida. Tu bautizo ha sido fresco y cristalino. Bajo un roble de hojas alveoladas tomarás el refrigerio de una fruta, una manzana de piel roja y brillante y un trago de agua. ¿Qué hacemos aquí? te preguntará tu amigo perro y le contestarás: Renazco, ¿no te das cuenta? Un poco torpe como es, no te contestará, porque no está para tonterías. Y volverás a casa y dirás: "he renacido". Bueno, bueno, te dirán, pero ¿que vas a querer para comer? Por un momento, pensarás, tuve la impresión de que me iba a quedar convertido en piedra, como el espíritu de un asombroso cuento de Robert Graves, "El Grito", en el que en el interior de una piedra existe un grito espantoso, cautivo. Durante un instante pensaste que la luz del día radiante te iba a disolver y que en ti convivía otra persona que iba a encerrarse en tu caparazón. Esta manía de escribir confundiendo las personas hizo que hace muchos años, tu primera mujer (que estudiaba psicología trabajando de maestra, por entonces) te preguntara si no era posible que convivieran en tu dos personas. Ya se por donde vas, le digiste, no estoy esquezofrénico. Hoy en día eso está a la orden del día: Robert Hare, profesor emérito de Psicología de la Universidad de British Columbia, afirma basándose en estadísticas fiables, que el 1% de la población padece esquizofrenia: ¿serás tú o seré yo ese 1 entre 100? Y ese índice es estadísticamente algo menor que el de psicópatas. Vamos av er, te dices, ¿que es todo esto? Ha empezado con el café con leche, ¿a que viene este lío mental? te contestas: hace más de dos meses que no bajas a una capital decente, quiero decir, una ciudad donde convicen 5 millones de personas con una tasa de conflictividad (cualquiera, da lo mismo) suficiente para figurar en tus miedos, más o menos. Hombre político como has sido siempre, pasas olímpicamente de la organización social que te rodea y en la que estás inmerso, es cierto que a veces no, pero es el poder de enrabietar que tiene la televisión, ya la conoces, además es nueva y muy buena. Te has vuelto, te sigues diciendo, un huraño, un ermitaño. Pero no, que va, si todo el mundo cree que soy un tipo simpático y dicharachero, si creen que soy cordial y culto. No les creas, te lo dicen a la cara, porque ¿quien va a decirte que te odia? Ya estamos otra vez, es el café con leche. Olvídalo, ahora estás escribiendo un post, ¿que tiene que ver eso con el café con leche?. Oyes trajinar a Ana abajo, afortunadamente activa, volviendo del fondo de otra cueva. Y llegado aquí dejas de teclear y te dices... nada, no te dices nada, porque no sabes quien a quien. Miras por la ventana y ves Cabeza Reina, han vuelto las golondrinas, no las de Bequer, que ya son fósiles. ¡Ya estamos otra vez! Que no, hombre, que no, que era una broma. Haz algo razonable, se te va a ir la mañana sin hacer nada. ¿Y porque hay que hacer algo? ¿Que es algo? Te ries para ti mismo, has vuelto a la razón que nunca has perdido, porque escribes llevado por la lógica y la espontaneidad hay dinteles que nunca atravesarás. Conjuras los peligros con la fórmula de los vencedores: "Vae victis". ¿Nunca? Venga ya, deja de bromear. Te ries, me rio, me pregunto si el post, que voy a dejar tal y como ha salido, a vuela tecla, destinado a esta república intangible de pequeños cordones vitales, se entenderá, ¿y de que manera? Pero me digo, y esto es definitivo, que no hay porque hay que acabar, que poco hay que entender de esta confusión, de este amado caos que es la vida.

9 comentarios:

  1. Ya lo dice Ana C. (que creo, sin duda, ser yo) algunos bajan del árbol y otras salen del mar. El caso es renacer, salir de la oscuridad. ¿Qué marca de café desayunas? lo digo para aderezar la leche con cereales...¡Ah! y respecto a la esquizofrenia, tranqui, ni los estudiosos saben de dónde sale, a estas alturas de vida estás lejos de contagiarte.
    (¿Por qué sera que l@s ex la toman con la salud mental de su contraparte?)

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  2. Bueno, no era ex todavía y ella estudiaba psicología. ¿No habrás caido tú en ese hábito? Tal vez hacia prácticas. El café creo que es Marcilla, pero no soy exigente.

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  3. Si te refieres al hábito de estudiar psicología, no gracias, llevo quince años a las órdenes de cinco y creo tener el cupo saturado. Yo estudio Educación Social, mucho más agradable y ameno.
    Si te refieres al hábito de tomarla con la salud mental de mi ex, negativo, at the moment nos llevamos bastante bien (no fue lo mismo durante la guerra fría, es decir, la transición del cambio de estado civil...uf, ya llovió)
    Y esquizofrénica, tampoco. Mis rarezas están dentro de la media (en cuanto a género y edad) :-) Buenas noches

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  4. Me refería al hábito. Debería releer lo que escribo. Buenas noches.

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  5. Prometo y cuenta con el café que produce mi tierra. Un barco con alas será el medio para que recibas su aroma, color y sabor.

    ...y las historias seguirán con o sin esquizofrenia

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  6. ...¿al hábito de diagnosticarte? oh cielos, qué horror. No, no. Las prácticas sólo las realizo conmigo misma y a veces tampoco. De todas formas me pasa algo gracioso cuando tengo que pasar textos donde se hablan de distintas tipologías (trastornos de personalidad y esas cosas) por momentos me siento identificada con algunas de las características que indican...entonces me asesoro: "una cosa es el estilo de comportamiento y otra, diferente, el trastorno en el comportamiento"

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  7. Queremos meter el infinito en nuestra cabeza, tan reducida. ¿El resultado? El desasosiego en el mejor de los casos; en el peor, que se quiebre la cabeza.
    Recibe un cordial saludo.

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  8. Polifeomo preguntaba a Ulises, ¿quien me ha cegado? y este corriendo entre sus piernas le contestaba "Nadie".
    He mirado tu página a vuela mirada (es un decir) y tengo esa impresión. Volveré con más tiempo para disfrutarla.

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