martes, abril 25, 2006



Vuelvo. Retomo los libros y los paisajes. Rescato la voz y el tímido acercamiento a la palabra. Supongo que a todo ser humano le es dado volver al cabo del tiempo al puerto dejado atrás sin convicción ni destino. Recupero el silencio del aprendizaje. Al cabo de los días debo reconocer que he aprendido algo: de la elasticidad del tiempo; del apredizaje del lenguaje; de lo que nos desconocemos; de la morfología del homo siempre de retorno al más elemental primitiviosmo; de la naturaleza de los hombres y de la naturaleza de los dioses; de la ficción del tiempo fraccionado en pasado, presente y futuro. Células, átomos, moléculas, electrones, neutrones y positrones, neuronas, cadenas de adn, genes y cromosomas. He aprendido sobre la casualidad y la causalidad, sobre la indefinición de cualquier destino y sobre la relatividad de cualquier verdad; de la predestinación de mano de la cultura y de las creencias; de la geografía de las patrias y de las miserias del patriotismo. Una frase leída ha quedado en mi memoria, no en la exactitud de las palabras, si del concepto: "si miramos el universo desde sus inicios, viene a decir, y lo observamos racionalmente, acabaremos descubriendo que la vida es un error: no debería estar ahí". Y otro concepto vuelve a mi desde el tiempo de ayer, que era presente y ahora memoria: "La vida es una propiedad de la materia". Tengo amigos que se empeñan en dar a la vida cualidades taumatúrgicas o mágicas, creen en dimensiones ajenas a la razón, a la ecuación física o matemática; lo siento, les digo, no hay prodigios y me recriminan mi descreimiento. Como si creer fuera otro nivel con notables privilegios. Una conocida mía afirma que se abraza a los árboles y habla con Jesús; cortés, solamente sonrío. ¿En que se puede creer y para qué? ¿Y adonde conduce creer? Los misterios sobrenaturales son ajenos a lo humano; los humanos suelen ser mentiras. Una mentira es la trinchera donde alguien se esconde esperando asesinarnos en la amistad y la confianza. Todo lo que desconocemos de la vida es mucho pero lo que conocemos es suficiente para sabernos vivos y simples. No somos más que lo que somos, un error prodigioso. No se trata del pienso, luego existo, sino del sencillo "existo, luego pienso". ¿En qué debo pensar? En el boosque, me digo, hoy es tarde para entrar en él, ha oscurecido ya, pero mañana iré de nuevo.

10 comentarios:

  1. Siempre que te leo me vienen a la cabeza preguntas alborotadas, y me cuesta escribir un comentario, porque no sé de dónde coger al toro que habita, por dónde empezar, y hasta me parece que lo que pueda decir no va a tener nada que ver con-tigo... sin embargo, me empeño en decir algo, en atrapar algo de todo lo que por la cabeza me está pasando en una danza que más que danza parece una suma alocada de movimientos bruscos con peligro de descalabro.
    Y todo para nada, al fin, porque sólo me quedo con un pensamiento interrogante: por qué siendo yo tan incrédula soy a la vez tan confiada? Fíjate, ese es el resultado de todo el viaje al que me ha llevado tu post.
    Un saludo, Luis, y me alegro de tu vuelta.

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  2. ¡Qué bien! otra vez en casa, para pasear entre los árboles y abrazarse a quien pasea contigo -los árboles que miren- Creo que no creo en nada y, a la vez, creo en algo indefinido y anónimo, personal e intransferible.

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  3. Roma, no me atrevo a sugerirte que dejes de leer mi post porque nada me produciría mayor pena pero te prometo que no quiero que te descalabres. Yo solamente divago ehter certidumbres e insustancialidades. Intento ordenar las cosas entre las que se se y las que me han dado por sabidas. Y gracias por alegrarte del retorno. Luis

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  4. Ana, ¿Y que es creer? La palabra exacta sería certidumbre y eso es lo que intento en mi blog. Creer es un acto de fe y a mi no me gustan los actos de fe.

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  5. Si la autocompasión es paralizante, que así es, la confianza ciega en la razón es la ausencia , notable, de duda.
    Si no se duda, quizás uno se parezca, en su naturaleza, a un mineral, por la falta de variación en el flujo de la misma vida de uno.
    Luego, si elegimos la naturaleza del mineral ¿cómo podremos averiguar el porque de ese error prodigioso que es la vida?

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  6. mmmm (pensando) voy a coger el diccionario:

    creer: tenerlo por cierto

    certidumbre: certeza

    certeza: conocimiento seguro y claro que se tiene de algo. Seguridad total y sin temor a equivocarse que se tiene sobre algo que se puede conocer.

    Fe:de todo lo que dice me quedo con esto: confianza que se tiene en algo o en las posibilidades de una persona.

    Los actos de fe...me dan repelús, prefiero los actos de amor.

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  7. Duda e incertidumbre son partes de una misma actitud en la vida y en la comprensión de la misma. La razón es un sistema de análisis, tratar de llegar a la certidumbre por la lógica, la experiencia, el peso de los hechos y de la semociones, y la memoria. Por lo tanto, de mineral muy poco. El mineral no tiene emociones ni siente ni es inteligente. Y en cuanto a la naturaleza de la vida, salta a la vista que la que nos afecta más directamente es nuestra propia naturaleza. La autocompasión es, un escondrijo y un argumento frente a los demás. Nada es tan malo que no pueda ser conocido por uno mismo y el conocimiento libera. Y no es retórica lo que afirmo.

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  8. Ana C: los actos de amor no se bien lo que son. Unos serán una cosa y otros otra. Mientras no se muestren en su contexto y circunstancia y con su alcance, serán literatura o cuentos. Suelen ser a modo de parábolas o metáforas. Antes que un acto de amor (hipotético o metafórico) mehjor la certoidumbre de saber que se ama o que se es amado, por ejemplo, que se vive, que se está solo, que se es solidario, que se niega lo mezquino, etc. etc. Las certidumbres nos dan valor en la vida nuestra desde nuestra esencia solitaria. Y además, ¿porque una certidumbre o certeza va a excluir tu gusto por los actos de amor, como los llamas? Pero el equipaje real está formamdo por certezas.

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  9. Tienes razón, las certezas hacen que no se pierda el rumbo...buena brújula para no perder el norte.

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