martes, octubre 14, 2008

¿Porqué Conformarse con el presente?

Suenan canciones de Becaud y la noche se ha enfríado, pese a la calefacción; debe de ser la hora, pasadas las 3 de la madrugada cuando una enorme oscuridad acoge el frío que el cuerpo acepta, pasivamente, incapaz de ir a buscar algo que le arrope. No es el frío de una noche de octubre sino el que desprende una desazón que después de días de espera ausente le lleva escribir unas líneas, porque tiene, ha tenido, una intuición. Tiene este frío un flujo de conciencia que en su leve incomodidad parece dictar una necesaria infelicidad. Son cosas del momento, se dice, en medio del paisaje de noche negra cuando ni una sola estrella es capaz de traspasar con su luz la masa de nubes que han derrochado agua durante los últimos diez días. "Ah, se dice, es cosa de esta lluvia que no cesa", pero no es del todo verdad, porque la lluvia ha tenido momentos gozosos, brillos inusitados en las hojas de las plantas que amortecen en otoño.

El frío como conciencia, he ahí una expresión que le ha gustado y quiere repetir para llegar a través de ella a la fuente de la desazón. Cualquier otro lo solucionaría yendo a dormir, pero no él, porque no tiene sueño y las canciones de Becaud suenan en iTunes y no va dejarlas abandonadas, sonando en solitario, ni se atreverá a cerrar el aparato cortando la voz tan particular y la extraña poesía de este tipo que a veces parece un showman y otras se mete en el alma. El frío como conciencia, no se vuelve a la realidad hasta que una molestia devuelve al cuerpo la sensibilidad, un ligero dolorcillo, una sensación de desfallecimiento o simplemente este frío que es apenas algo, pero que se mete dentro.

Algún día, piensa mientras escribe, habrá que asumir la realidad de esta leve, a veces leve, otras no, infelicidad. ¿Puede alguien estar harto de ser feliz? No hay sonrisa que valga esta conciencia del frío y esta devolución de un brote de lucidez. Tiene que ver con el sentimiento de triunfo que se debilita con el paso de las horas, de los días, del tiempo en sí, que tiene un límite aún desconocido, pero lo tiene: el tiempo propio. No es soportable esta eternidad de felicidad, se dice, cuando la intuye en el gesto de los otros, de él mismo cuando se siente otro, las más de las veces. La sonrisa de la felicidad es, al fin, una molestía, y, lo escribe sencillamente, una mentira.

No hay respuestas para todo si no se acepta un hecho, se dice, o piensa para si mismo, o intuye: ¿porqué conformarse con el presente? Sabe de que habla, este presente estático en el que la vida se convierte en una repetición. Otros, dicen, afirman, aman la vida en su presente continuo. No tiene queja, ni de si mismo ni de lo que le rodea. Se diría que está como anestesiado, o que es simplemente esta anestesia la manera natural de vivir. Mientras la noche avanza hacia el alba, intuye que está a punto de dar un paso más pues ha dado con otra frase que le place: ¿Porqué conformarse con el presente? Y sabe, le viene de repente a la mente que no está la duda, si es que se trata de una duda, en el futuro. El futuro no cuenta, acaba de despojarlo de importancia, ha dejajdo de ser relevante porque no está en el ánimo, no influye en él, pues lo que no existe no es y no siendo nada puede representar. Después de todo, ahora si está llegando a la clave del asunto que como un gusano abre un camino en su cerebro para llegar al exterior: la cuestión que es realmente importante, es devolverle al pasado la felicidad.

10 comentarios:

  1. Hola Luís, te mando un correo hace dias, supongo estarias fuera, tengo medio resuelto el cuidado de la suegra mira por donde, via Ucrania y podre reemprender la lectura la semana que viene. Un saludo

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  2. Gracias, Francesc. He estado sin Pc durante unos días y además fuera de casa. Busco el correo y te contetsto.

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  3. El presente y la tristeza otoñal. El presente como algo intangible también, tanto como el futuro, mientras que el pasado va creciendo, alargándose en una cinta que mejor no romper. Todos somos pasado, Don Luís, así que tiene usted razón, mejor que la felicidad esté ahí.

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  4. Caro amigo, en todos los sentidos de caro... ¿cómo se consigue reconciliarse con la felicidad del pasado?

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  5. Gregorio: esa es la cuestión a la que pretendo dedicar algunos pensamientos y si lo consigo algunas líneas. Aunque haré esto aunque no lo consiga.
    Y por cierto que trataré de no ser tan caro, de ahora en adelante.

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  6. Arrebatos: darme la razón halaga mi vanidad, así que gracias.

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  7. Querido Luis, no existe trabajo más complicado que reconciliarse con la felicidad del pasado, aunque es verdad que los momentos felices son más fáciles de recordar que los tristes, las grandes melancolias están grabadas a fuego en el alma de las personas sensibles y enturbian la alegría.

    El pasado fué y el futuro no existe, solo tenemos presente aunque no debamos conformarnos con él.

    Una gran reflexión Vive Dios¡

    Un beso.

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  8. Medraina: es algo más que eso, es la que yo intuyo necesidad de devolver al pasado la felicidad que fue para equilibrar la huidiza del presente. Se trataría de recuperar las fuentes de la felicidad.

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  9. Contestando a tu pregunta: porque es lo que realmente tenemos, el pasado ya no exite y el futuro no llegó. Desde luego cada día soy más escéptica y menos romántica, porque en alguna ocasión, del pasado, hubiera divagado un buen rato en todo lo que se siente cuando se bucea en la nostalgia. Serán cosas de la edad, me estoy volviendo otoñal (cronológicamente otoñal)

    Un montón de besos para ti y Ana, varios guaus a Goyerri.

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  10. ¿Las fuentes de la felicidad?, vaya, eso no tiene misterio ninguno

    Hay un sentimiento interior

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