Esta explosión de sol primaveral que sucede a los grises fríos del invierno, mudan el ánimo. Cruzar el bosque por el camino de las pistas de tenis para llegar al pueblo, se convierte en una gozosa aventura, la del encuentro con la primera ardilla. Nuestro hombre camina distraidamente, no sabe bien si guiando a Goyerri o dejándose guiar por él, que remolón le frena parándose a olisquear o por el contrario se vuelve presuroso y acelerando el paso le adelanta y toma una buena distancia.
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