domingo, diciembre 30, 2007

Solus loqui o una encuentro inesperado.

Esto son vacaciones, se dice, aunque sabe, está convencido, de que es pereza. ¿Porqué no se sienta a escribir esta página? ¿Porque remolonea, se justifica diciéndose que tiene que hacer otras cosas? ¿Que cosas? Tiene en el taller iniciadas una serie de piezas de madera que pretende colocar en el jardín; tiene que afilar la cadena de la moto sierra; tiene que caminar un poco más cada día porque el nivel de azúcar, pese a la insulina, no acaba de bajar; tiene que leer, terminar la lectura anotada de las Tusculanas, anotada porque de ella saca el meollo para su libro, para las justificaciones de Ático frente a la enfermedad. ¿Y todo eso que es? ¿Lo hace todo? ¿Ordena su vida de acuerdo a una regla? No lo hace. Cuando habla de pereza se refiere a la falta de regla. Eso no es cierto. La falta de regla es falta de regla como la falta de moderación es falta de moderación. Las cosas son lo que son y tienen su nombre. Va a resultar que usas el lenguaje como una máscara. Ah, caramba; no es pereza aunque así la sientes. Es una vaga sensación de haber perdido el impulso. ¿?De que impulso está hablando? ¿Cuando ha tenido impulso? NO tergiverses, hablo del lenguaje que usas. Y si quieres que pensemos en el impulso, podemos hacerlo; primero orden: debes tener claro a que vas a dedicar el tiempo; después impulso: hay que ponerse en marcha; después acción: las cosas que hay que hacer, hay que hacerlas. Pero la pereza es esta pérdida de tiempo tan agradable que hace que me siento con Cicerón en las rodillas, y me quede mirando las copas de los árboles. O las horas que se me van leyendo a los espíritus de la modernidad a través del ordenador. Es pereza. Es pereza? Es, tú crees que es pereza porque sientes que esa palabra enmascara algo agradable y sugerente. Es falta de rumbo. ¿Donde vas? ¿Hacia donde vas realmente? ¿Querrás decir donde voy? Claro, quiero decir donde vas o donde voy. Tú y yo somos tú y yo aunque tengamos en común ... ¿que tenemos en común?

Es un momento de vacilación, como cuando uno siente que el tiempo se puede romper para empezar otra cosa a ser, que hasta entonces no estaba presente o no era. Suena el timbre de la puerta y viene una visita inesperada y el timbre señala el fin de un tiempo y el principio de otro. Si la visita es no es inesperada el tiempo de esa visita ha empezado antes, hay tiempos que son eternos en su espera. Pero quiere volver a la vacilación y tomar con las manos, las manos de la cabeza, las manos del pensamiento, las cosas en su realidad. Son las cosas que le han llevado a estar nueve días sin escribir (al fin tiene una razón para ello) y que no eran otras que una sola, el mínimo descubrimiento de haberse encontrado paseando por el bosque, una mañana de niebla. Hasta ese momento, esto es innegable, se conocía y habían convivido en aparente armonía, disensión también: a veces incluso dolorosa. Supone que uno está acostumbrado a hablar consigo mismo, pensar acerca de sí, buscarse. Se diría que se trata de la conciencia, y acepta que ello le provoca desazón, desde siempre: se refiere a denominar a la conciencia como se denomina a la mano, por el sustantivo del miembro. Pero la mano es menos importante, menos diferente, que la conciencia. Las conciencias de cada uno deberían ser, de alguna manera denominadas por el nombre de su propietario, o ¿debería escribirse usuario?

Se está haciendo un lio, cosa que es ciertamente lo que pretende. Sabe que este es un tema difícil y abrupto y que no es cuestión de conocer explicaciones diversas, cientos o miles, para tener una idea clara y escueta, de sencilla comprensión, acerca de lo que ocurre ahí dentro -y hay que estar atento a este "ahí dentro- en ese misterioso proceso por el cual un pensamiento propio se vuelve contra los actos de uno mismo. ¿Está bien explicado? ¿Sería así como funciona la conciencia? Está claro que cuando no se vuelve contra los actos de Uno -escribir Uno en mayúsculos establece una diferencia con los otros unos que puedan pulular- entonces la conciencia no aparece o todo lo más palmea la espalda: el reconocimiento y halago es menos percibido que el reproche, porque se cree justificado. Solamente la injusticia, o su apariencia, nos desazona.

Pero, demos un paso más: fue en el bosque. Dicen que el alma no puede verse a sí misma, que ese proceso de llegar a conocerse a uno mismo no es sino conocerse en el alma, que es el único territorio que debe ser explorado para el conocimiento. Y esto es, afortunadamente, imposible. No puede el alma mirarse a sí misma y describirse: aspecto gaseoso, color sonrosado con tonos amarillentos... Puede describirse en la ira o en el regocijo, saber de que va pero no puede mirarse desde fuera a su dentro y verse para entablar con ella una diálogo. Y además, y esto es importante, es que tampoco hay garantía alguna de que se trate del alma o de la conciencia de la que se ha hablado antes; puede tratarse simplemente del acto reflejo de andar divagando por ahí, entreteniéndose tejiendo pensamientos con palabras o frases con pensamientos. Es ocasional, pero sucede, que uno anda pensando y termina hablando o pensando en sí mismo, y de ahí a consigo mismo: soliloquio. Viene el latón soliloquium o solus loqui que es igual a hablar solo. ¿Hablar para sí acerca de sí? ¿Hablar sólo? ¿Hablar consigo mismo? Podría tratarse de un monólogo, que estamos hablando de hablar, pero el hecho es que en el bosque iba hablando consigo mismo, que es como se viene a decir este hecho del soliloquio, y entonces se vio.

Hay que ser justo para no dar a esto aires de enajenación; o lo que sería peor, de la más común de las esquizofrenias: la que hace que todo el mundo piense que tiene un enemigo dentro -"quisiera arrancar del pecho pedazos del corazón"-, hay que tratar de describir el fenómeno en su normalidad sobre la que no caben adjetivos: caminaba por el bosque con Goyerri hablando consigo mismo, a veces en media voz, a veces en pensamiento, a veces mascullando, y repentinamente se vió. Conviene sin embargo escribir con propiedad y descomponer "consigo mismo" que es con quien hablaba cuando lo llevaba dentro a "con Sigo Mismo" que es el que apareció caminando delante de él, con un aspecto vagamente familiar, -algo más alto parecía- pero una corporeidad que le resultaba entrañable y suya. Sigo Mismo estaba ahí, delante, hablando con él, estableciendo con toda claridad las distancias entre uno y otro, y lo que es más, tomando una agresiva modulación, actitud, que le convertía ipso facto en un ser irritante y por supuesto irritado. Si era su alma parecía su contraria; si su conciencia, debía estar muy cabreada. Había algo de reprochable en aquel caminar por delante del Hombre del Prado, aquel, su Sigo Mismo que era evidentemente su él. Puede parecer complicado pero no lo era en la medida en que no tuvo que reconocerle, no se trataba de decir "se parece" o "tal vez sea.,.." sino que se supo allí, donde estaba y el otro, aquel con el que venía hundido en soliloquio estaba delante y, esto es lo sorprendente, siendo él mismo, siendo su cosa interior, no tenía sentimiento de ella ni vivía en ella sino que desgajada, era otra cosa y se le enfrentaba.

NI es pereza, ni exceso de tareas, sino falta de orden, de método y lo que es peor -hay que reconocer que cuando dijo lo siguiente el Hombre del Prado se sintió francamente molesto- es, simplemente que no tienes nada que escribir ni nada que esculpir en madera. Eres, siempre lo has sabido, un inútil al que le gustaría una pizca de fama y un poco de gloria. Dime la verdad -hay que observar que no dijo dite, sino dime- ¿no te habrás escondido aquí cansado de ti mismo?

16 comentarios:

  1. Puede ser que el otro día viera en una televisión de Pamplona a su hijo, don Luis?
    En todo caso se trataba de un fornido mozo que venía de recorrer en bici todos los desiertos del mundo.
    (¿De tal palo, tal astilla?).
    Mi mujer y yo lo celebramos como si lo conociéramos "de toda la vida de la vida", que dicen en mi pueblo.

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  2. Es muy dificil escribir lo que uno piensa, medita, consigo mismo. Cuando he leido tu columnna, como un impulso inconsciente he alargado la mano y de la estantería cercana he cogido un libro de Maurice Blanchot: Veía, oía la intimidad de un infinito donde él estaba encerrado por la ausencia misma de límites.(Thomas el oscuro).

    Saludos cordiales.

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  3. Petrusdom: es esa una cita impresionantemente descriptiva.

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  4. Amigo Luri: no lo sé, pienso que no sería y además, conociéndole, si hubiera salido en televisión me lo habría comunicado con repetidas llamadas y alborozos.

    En cuanto al palo y la astilla, no he recorrido desiertos, porque siempre he sido formal y en mis tiempos esa era aventura de solteros, descasados y gente de bienes y posibles.

    Salvo una excepción los desiertos que he recorrido son los de toda la vida, los propios e íntimos. Viajar si lo he hecho, pero en copche, avión, tren, barco y autobús. En bicicleta no se me hubiera ocurrido nunca.

    La excepción es que en una insensata aventura recorrí en furgoneta Wolsvagen desde El Cairo hasta Nairobi, con algunos atajos. Eran otros tiempos y toda esa zona era habitable y viajable, relativamente.

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  5. Feliz Año Nuevo 2mil8 para usted y los suyos, Don Luis!

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  6. Igualmente, Don Pedro. Salude a Sant Celoni en mi nombre y mire hacia el Tagamanen, al que subí cuando era escolta con 14 años, hace la friolera de 42. Le saluda de mi parte, si no le importa.

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  7. Con o sin pereza, tú siempre sacudes las telerañas del alma y me pones a pensar y me gusta.

    Ha sido un año maravilloso, simplemente porque te tuve cerca. Qué más pedir?

    No olvidaré el gesto hacia mi hermano. (Por cierto, está en el hospital, ya te contaré, accidente casero y terminará el año hospitalizado pero bien)

    Espero seguir disfrutando de tus letras.

    Gracias querido Luis por todo lo que me diste.
    Recibe saludos de acá de casa.
    Recibe mi admiración y cariño.

    Abrazos a Ana y apapachos a Goyerri.

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  8. Clarice, son las 4,00 de la madrugada y estaba cerrando mi PC cuando ha llegado tu comentario.

    Primero: espero que David esté bien y el accidente casero no tenga consecuencias.

    Segundo: Creo que nos hemos dado y recibido ambos, textos, comentarios y amistad. ¿Que más se puede pedir?

    Besos para todos y apapuchos, como tú dices y yo aprendo.

    ¡Un buen año!

    Ahora ya cierro el PC, porque si no empezará a amanecer.

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  9. No seas tan duro contigo mismo, muchas grandes obras se hicieron por necesidad pura y dura -económica- y Balzac no hubiese escrito tanto de haber podido pescar una viuda rica. Lo mismo con muchos grandes músicos. La comodidad distrae.

    Respecto a los jóvenes viajeros de hoy, hay unos cuantos recorriendo el mundo a pie o en bici, sé más de un caso. No saben lo bien que se está en casa, como cantaban el el mago de Oz.

    Un abrazo y feliz año, con mucha suerte, cuidado con los soliloquios.

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  10. Julia: mi "dureza" está llena de benevolencia para conmigo mismo. Creo que nadie es tan misericordioso con él que este bienaventurado tipo del Bosque. Pasa que el tiempo da para mucho.

    Supongo que una viuda rica distrae mucho, incluso de ella misma. Yo me he casado con la pereza, y nada la realza tanto como quejarse de ella. Te aegeuro que es un puro placer.

    Afortunadamente, o no, mis hijos viajan menos que nosotros y menos que mañana. Tienen los pies en el suelo y creo que viven adecuadamente a su tiempo y edad.

    Te deseo lo mejor, no para este año, sino para todos tus años por delante.

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  11. Que sea lector poco -o nada- "comentarista" de tu magnífica pàgina, quizà por aquello que aprender requiere silencio, no impide que entre hoy en tu bosque para desearte lo mejor de lo mejor para el 2008.
    Que así sea.

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  12. Y una mierda es imposible (lo del concimiento ese que dices), uy perdón, pero qué mal hablado, vegüenza me debería dar presentarme de tal guisa ante bienpensantes bienpensadores

    Eso del azúcar es una puñeta y a la vez un regalazo; si lo usas bien, te centra "en automático" en la importancia de ti mismo a través de ese hecho básico de cuidarte constantemente sí-o-sí

    Andar por encima de cuatro horicas al día, aun si no baja la glucemia como tal, te cuida tanto tanto pero lo que se dice tanto tanto, que acabas percibíéndolo como una gozada; y si estás gozando ¿a ti qué narices te importa la glucemia esa?, que "le den"

    http://blogs.orange.es/feliz-ahora

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  13. estimado Luis, sólo pasaba a saludarte y a decirte que uno no olvida a los amigos

    un abrazo

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  14. ¿¿¿José Antonio!!!

    Que gran alegría. Tampoco yo te olvido, querido amigo. En fin, hay que retomar las buenas costumbres. Un fuerte abrazo.

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