En una entrada en este blog, la de ayer, escribía: Terrible es la enorme cantidad de fracaso que nos concierne en esta aglomeración de conocimiento y nosotros, -¿quien?, ¿cual?- siempre podremos responder con la insignificancia. Sucede a menudo que se escriben frases que no tienen un sentido demasiado concreto y deben ser leídas en el sentido que marca el contenido general de la página, están redactadas desde una inspiración dirigida por el estado anímico, diríamos que las musas se han torcido y son hijas de un temperamento jubiloso o desanimado temporalmente, Leerlas, después, en el contexto de lo escrito produce un sobresalto, hay que volver a leerlas como quien diría del derecho y del revés y al final se les encuentra el sifnificado ausente de otra compañía que ellas mismas. He aquí que no están desprovistas de sentido y en esta especie de diario informal que es el blog, corren el riesgo de pasar a la desventura del olvido.
A mi esta frase, que me llamo la atención en el momento de escribirla, se me hace que resume perfectamente el contenido de lo que escribí ayer y que era un desahogo frente al filosofar gratuito de quien cree tener todas las respuestas aún sin conocer siquiera el texto de las preguntas. Ahora, al releerla, le encuentro un sentido que debo comprender, desvelar y a ello me pongo.
He escrito en menos de un año casi 170 posts (no me gusta la palabra, pero es la que es) y eso me asombra. Y en ellos he tratado de expresar con sinceridad y estilo una manera de pensar en la que me esfuerzo, porque es el resultado de destilar de mi pensamiento lo que pueda quedar de original (es decir propio y surgido de él) después de sesenta y dos años de usar el cerebro cotidianamente. Dice Sartre que escribir es una aventura solitaria, y es muy cierto y además en mi caso, de una soledad lacerante porque no me apoyo en otro arquetipo que mi identidad: yo, mi memoria, mi proyecto. Mis post tratan de mi, versan sobre mi y a mi se dirigen aunque no ocultan su desvergonzado exhibicionismo.
Digo que es un pensamiento original aunque estoy convencido de que es común a millones de individuos que desconocen su propia comunidad. Si, uno sinceramente, trata de encontrar en sí un rastro de proyecto sincero, debe despojarse de toda construcción fomentada por la costumbre y la facilidad, excluyendo está claro la profesión y su dominio. Hay momentos en la vida en que se debe comenzar, no recomenzar, sino empezar lisa y llanamente a encontrar esa identidad que debe de estar debajo de la conseguida a lo largo del tiempo. No se trata de mirarse al espejo, que nada dice de lo que realmente importa, ni de releer lo escrito (confieso que me gustan muchos de mis posts), sino que se trata de, partir de lo que he escrito con sinceridad, encontrar el proyecto que queda de mi y observarlo objetivamente. No creo que sea tarea común a los mortales, e incluso a los inmortales que puedan existir, proceder a ese tipo de mirada eliminadora.
Si fuera capaz de borrar todas las citas que uso y he usado y olvidar, temporalmente, lo que he leído, estudiado, creído y asimilado, podría tal vez encontrar en mi mismo un rasgo de sinceridad desnuda. ¿Cuando queda de verdad de Camus, o de Sartre, o de Arendt, o de Benjamin y de tantos otros en mi? ¿Puedo existir sin sus frases? ¿Son ya mías? ¿Forman parte de mi realidad como si fuera de ellos, parte de un todo? ¿Creo realmente que el hombre rebelde es el que dice no, por poner un ejemplo?
Pienso que multitud de personas a quienes no me parezco, no tratan llegadas a cierta de edad, de saber como son y de donde procede este ser que han ido creando con el tiempo: simplemente son y orgullosamente o acongojadas, se aprestan a seguir hasta su muerte levantando los dos dedos de la mano derecha, celosos triunfadores sobre si mismos. Una vez hace años, escribí un seminario para ejecutivos que se llamaba "Gestión del Fracaso"; su argumentación principal era que el conocimiento del propio fracaso y la propia capacidad para delimitar su alcance, sintetiza una nueva riqueza para nuevos empeños de la que cabe ostentar cierto orgullo: la excelencia del triunfo no cuenta. Y ponía un ejemplo contemporáneo: la derrota de USA en Viet Nam ha sido tremendamente constructiva frente a la probable insignificancia de la dettota del comunismo allí.
Ahora centro mi mirada, no en este fracaso conocido sino en el que se esconde en los recovecos de la memoria, el que se ha olvidado, el que evidencia el absurdo de un existir sorbiendo los mocos de una catástrofe repetida e ignorada. Terrible es la cantidad de fracaso que ignoramos porque, bendita sea, la memoria trata de dejarlo de lado.
Yo he encontrado en el bosque un lugar discreto para encontrar, no la paz del beatus ille ni la jocosidad de las odas horacianas, sino el silencioso construirse de un hombre a partir de si mismo y ahora si tiro a la basura los restos de materiales que de poco me han de servir para afirmarme. Si es que es verdad que soy yo. He llegado al final de un tiempo y un objetivo en este blog y ahora no se como voy a seguir, si es que lo hago. Tal vez prolongue mis tiempos de silencio o pase a hablar del tiempo que corre y sus noticias, como yo lo veo, o de la historia como me parece que es. Yo que sé, algo habrá que hacer.
¿Luis, dónde te has metido? No acabo de reconocerte en estos dos últimos posts. ¿Es que no te conocía?
ResponderEliminarCreo que si, y no se trata de los dos últimos pots sino de los 5. He ido desarrollando un proceso hasta que se agota. No voy a seguir cada día con mi bosque, ni con los prados o los corzos, que siguen aquí y donde por cierto me encantaría verte algún día. Quiero escribir sobre otro punto de vista desde el mismo sitio. Veremos...
ResponderEliminarLuis, tu proceder tiene la lógica del crecimiento.
ResponderEliminarUn proceso que dices que has ido desarrollando hasta que se agota, no es tanto que se agota como que se sucede. Creo yo que todo se procesa sucesivamente.
Y, jajaaa, veremos... confío totalmente en lo que veremos.
Gracias, Roma. Confiemos.
ResponderEliminarQue cosas! yo que tomo los blogs desde donde los dejé la última vez, (y trato de hacerme la inocente leyendo 1 x 1 hacia arriba) y me encuentro con esto.
ResponderEliminarY me parece que mi comentario anterior lo hubiese escrito leyendo este!
Igual fiel a mi misma sigo hacia arriba
Y comento:
Si la vida no es encontrar(se)¿que es?. Digo… cuando uno encuentra la diferencia entre andar buscando e intentar encontrar ¿no?
Mar, yo creo que uino no se encuentra, se hace. Esa es la identidad, un proceso de fabricación lentya a partrir del envolotrio, el pensamiento, la experiencia y la reflexión. Somos una identidad en permanente construcción con un proyecto de identidad por delante. Solamente seremos enteramente en el momento mismo en que nos muramos, y se habrá acabado el proyecto.
ResponderEliminar