Toda verdad es mentira; y toda mentira puede llegar a no serlo. No hay absolutos porque todo lo que sucede externo a esta carnalidad que somos está visto y observada por la inteligencia, centro de todo, ombligo del mundo de cada uno de los individuos que componen la espesa y extensa humanidad. Desde nuestros dos ojos y el proceso intelectual que engloba percepción, comparación, aprendizaje, memoria y conciencia, cada uno pretende captar la universalidad, entenderla y tomar posición frente a ella. Por suerte existen los libros que nos ayudan una vez sabemos leer y no me refiero a juntar letras para formar palabras y estas para hacer frases. No quiero perder el hilo del principio: toda verdad es mentira. La importancia real de esa afirmación paradójica es que es absolutamente indiferente que el hecho en si se tome por la parte en que es verdad o por la parte en que es mentira, si es que eso pudiera llegar a ser perceptible. Todo hombre expresa su propio teorema, su afirmación de si mismo, que siendo la misma en cuanto al enunciado no se corresponde en absoluto con el paso de los años. "Yo soy fulano de tal" dice un niño de 5 años y dice lo mismo con 80. No está diciendo lo mismo si se abstraen las afirmaciones del tiempo, pero el tiempo es una irrealidad, lo cual viene a decir que tal vez si esté diciendo la misma cosa desde dos pares de ojos diferentes: los del niño en la cruel edad de la inocencia y los del anciano en la edad de la esperanza.
Este hombre que se yergue sobre dos patas y tensa el arco o prueba su fuerza y puntería con la piedra no es el mismo que escribe palabras en un teclado conectado de manera inhalámbrica a un ordenador personal de la marca Compaq. Aquel era una bestia pura y este pudiera ser un resentido sin saber de que, pero profundamente convencido. La tragedia del tiempo es el resentimiento porque el absurdo, la diferencia entre el sueño y la realidad, se ha instalado en el pan nuestro de cada día. Nos crían con cuentos, nos enseñan con cuentos dice el poeta, y es bien cierto, pero al pluralizar sobre los actores de nuestro aprendizaje descubrimos que son aquellos a los que más queremos. Adquirida la cultura especial que nos ha de proteger toda la vida, armados para el combate con el expertisse necesario, descubrimos que ya seremos para toda la vida solitarios ingenieros de materias cósmicas que no amamos. Estaría bien decirlo, pero en lugar de ello pensamos ordenadamente que hemos trabajado honradamente toda la vida en un rincón del planeta en el que ni siquiera creemos.
En la emisora Pandora suena A change is gonna come, por Sam Cooke. Cooke era un cantante negro, no afroamericano sino niger, que es como se les llamaba entonces en USA, un tipo que cantaba el blues y el soul de maravilla, con una voz preciosa de singer negro que se lanzó al ruedo con la canción que ahora suena y su solo título revolucionó a la negritud norteamericana: un cambio va a venir, dice Cooker, y ellos necesitan creerlo. Empezaba la época de la lucha por los derechos ciciles y la Gran Sociedad de Johnson tratando de crear un mundo justo en el pais del imperio. No hay verdades absolutas, porque al mismo tiempo el presidente tejano intensificaba los bombardeos en el mítico Viet Nam (¿cuanto de verdad y cuanto de mentira en cualquier heroica lucha, al cabo de los años?) y los jóvenes que morían eran los mismos negros que esperaban un cambio y los latinos que acababan de llegar. Cooker, que agitó a los suyos desde un mensaje comprometido, conoció una noche a una chiquilla encantadora en un bar y se fué con ella a un motel. Al día siguiente apareció muerto por disparo de bala; se supuso que intentó violarla, pero quien se mete en la habitación de un motel con una chica con pistola sabe que va a lo que va. A la chica nunca se la identificó. El cambio llegó pero no para Sam Cooker. Para la chica seguramente si; nunca sabremos que es lo que le aprovechó de él. La historia, grande o pequeña, no es una verdad absoluta.
Las historias de radio son todas mentiras porque suelen emocionar; la trampa está en la voz del locutor que trata de arañarnos el blanco de los ojos con las imágenes de la imaginación sugerida. Es la radio de la noche, la de los que la escuchan porque no pueden dormir a causa de los múltiples insomnios, los del sueño y los del trabajo, los de la desocupación, los del desamor, los de la espera e incluso algunos de la desesperanza, esperando que suene el llavín en la puerta o el portero automático desde el portal: "¿sabes? He venido. ¿Me abres?" ¿Cómo no va a hacerlo? La radio dejará de ser importante y esa voz suave y un poco aguardentosa que promete compañía se perderá por el camino del pasillo incrustada en la cabina de un enorme camión que atronador, se perderá en la madrugada.
No hay mayor soledad que la acompañada; esa es otra verdad mentirosa. Los tipos humanos, ya se sabe, los que lo saben todo y alzan las manos abriendo los dedos índice y corazón en forma de uve victoriosa suelen alcanzar sublimemente la derrota cuando un día descubren que su sonrisa es indiferente y banal y su signo de la victoria la marca de un dentrífico barato. Claro que nadie tiene, insisto en esto, quiero que quede claro, el menor derecho a criticarles o a tratar de conseguir que enmenden su comportamiento y alcancen el pesimismo generacional que les corresponde. Para todo hay un estereotipo y para cada cual una soledad; no existe el derecho al optimismo ni el derecho a echar el hombro en este complicado mundo; cabe reconocer que todo está muy mal y que cada día iremos a peor. ¿Porque los malos están siempre alrededor en una enorme conspiración? ¿Puedo ser bueno? Prometo no pedir ayuda y trataré de acabarme solo excuchando un blues en un inglés que no alcanzo a entender.
Estaba en las verdades que son mentiras y en las mentiras que podrían ser verdad; por ejemplo, cualquier tiempo pasado fué mejor, te amaré toda la vida, solo pienso en ti, quiero que mi hijo tenga mejores cosas que yo, me he enamorado de tu inteligencia, la verdad es que les está bien empleado, mañana me ocuparé de arreglarlo, reconoce que nunca te he gustado, siempre te he odiado, hay que triunfar en la vida, soy feliz, siempre he pensado lo mismo, todo cuanto se lo he aprendido de mis padres, a mi me gusta la soledad, no puedo vivir sin ti, me he hecho a mi mismo, dedico mi éxito a mis padres, detrás de todo gran hombre hay una gran mujer ...
Cada palabra se repite como un eco variando su significado de voz en voz a medida que se aleja; tu quieres que te entiendan, ¿quien? El verso de Rilke es diáfano: ¿quien entre las cohortes de ángeles me escuchará si grito? Hay un drama extenso e inabordable que es el cansancio y el escepticismo de quien no sabe siquiera porque debe estar cansado y a cuenta de que viene el ser escéptico. Unmago mejorará el mundo, está escrito en los comics y en las paredes de los lavabos públicos y en los dibujos grafittis en los inacabables muros de las ciudades. Saldrá el Mahdi de su pozo iraní y llegará el Mesias a las atormentadas tierras de Oriente Medio y será probable que se enzarcen en una gresca monumental para estar a la altura de las circunstancias.
Mirando desde los ojos de mi mismo, ensimismado, con los pies en el bosque o en la hierba del prado, observo que me da igual el valor de la verdad o el valor de la mentira. En el fondo pienso que me gusta estar en un mundo propio, cada día más pequeño. Si los angeles no me escuchan, hora será de dejar de gritarles. Mañana saldré a caminar por los pinares y si tengo suerte se me cruzará un corzo venteando y verlo me hará feliz.
Una reflexión tan intensa, que debe ser repasada y pensada. Me quedo, de momento, con las primeras palabras que decías, las que se refieren a la identidad y se pronuncian igual cuando se es niño y cuando se es viejo. La abuela de una amiga mía, al serle presentada una amiga de su nieta, le preguntó: "y usted, ¿quién viene siendo?".
ResponderEliminarUn abrazo.
La abuela de tu amiga, por descuido o inteligentemente, pronunció una pregunta típica de Ortega y por supuesto la tomo prestada sin permiso.
ResponderEliminarSe lee muy bien... da gusto ir una y otra vez por algunos párrafos. Me gustan muchos, y me gusta mucho el final del texto, ese acabar con ...si los ángeles no me escuchan hora será de dejar de gritarles...
ResponderEliminarRoma, ese verso de las Elegías de Duino de Rilke ha sudo para un referebte desde mis lejanos diecisiete años. NO recuerdo nunca el rexto del poema, pero si el verso, el grito al vacío: "¿quienj de entre leas cohortes de ángeles me escucharan si grito?" Creo que mi mundo intelectuial se ha gestado, en parte, a partir de él. Te enviaré el poema completo.
ResponderEliminarReleo mi comentario y me averguenza la precipitación. Espero, Roma, que lo entiendas, al margen de las faltas de lucidez de los dedos en el teclado.
ResponderEliminar"El arte de desarrollar los pequeños motivos para resolvernos a cumplir las grandes acciones que nos son necesarias. El arte de mentirnos a nosotros mismos, sabiendo que nos mentimos. El arte de mirar a la cara a la gente, incluyéndonos a nosotros mismos, como si fueran personajes de un cuento nuestro. El arte de recordar siempre que, al no contar nada nosotros, y al no contar nada ninguno de los otros,nosotros contamos más que todos, simplemente porque somos nosotros." C. Pavese.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Lo he entendido, Luis.
ResponderEliminarSabes...? es una pasada leer el comentario, lo que tu llamas precipitación es asalto, es pasión y espontaneidad. La falta de lucidez de los dedos en el teclado es la prueba delatora, jajaaa.
Me he reído mucho con tu gesto.
Ah, se me olvidó! que sí que espero que me envíes el poema completo. Gracias
ResponderEliminareres muy abrupto y apasionado. eso es atractivo para la lectura, pero perturbador para el entendimiento.
ResponderEliminarvolveré apaciguada.
Elisa, no pretendo alterar ningún ánimo, te lo juro.
ResponderEliminarYo, Luis, creo que lo que da sentido a la filosofía -lo único que puede justificarla ante los saberes diversos- es la búsqueda incansable de "La" verdad. Pero entiendo -y aquí quizás podamos estar de acuerdo- que aquello en lo que la filosofía se reconoce a sí misma es en la búsqueda, no en la posesión de ninguna verdad absoluta sobre el Todo.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo: es la búsqueda; el desarrollo de un pensamiento encaminado en busca del conocimiento. Como yo no me muevo en términos estrictamente filosóficos voy de las sensaciones e intuiciones al conocimiento teórico académico, con escaso rigor en ocasiones, aunque si correcta intención. Lo cierto es que mi idea del Todo (la summa summarum de Lucrecio)es poco consistente ya que siempre es imaginable pero inabarcable. Yo fragmento ese Todo en las certezas que puedo ir construyendo. Por pura intuición "La" Verdad sobre el todo abarcará verdades contradictorias y antagónicas.
ResponderEliminarbest regards, nice info vitamin e face treatment Pornstars+pamela+anderson air hockey html email marketing ork hentai Canon powershot s70 cameras digital
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