martes, julio 18, 2006

Creación - 1

Agradecidas y generosas las hortensias van mudando de color

Escribe Sartre en "¿Qué es la literatura?" que una novela es la azarosa empresa de un hombre solo. Yo añado que una novela o cualquier acto de creación artística, pintura, poesía, escultura y cualquiera sobrevenida, aplicada, actividad que surja del esfuerzo intelectual de una persona con el uso de materiales que le son dados: palabras, piedra, colores y lienzos, lo que sea que le pueda servir para construir en solitario un hecho artístico. Desde el hombre del paleolítico, que dibuja en la pared concentrado esforzadamente para la recreación y captura, hasta el mágico dibujo geométrico del neolítico que a través de la magia busca atraer, hasta las experiencias más pos modernas, el hecho artístico es una aventura solitaria y dificil. Yo no creo en la creación colectiva, creo que eso es producción y atengo el concepto "creación" al esfuerzo intelectual de un sujeto con unos materiales; crear sin materiales es cosa de dios, aunque hasta eso es discutible, ya que él crea a partir de sí mismo, que es algo; el problema de imaginar a dios es que se le imagina y crea a escala humana y eso le hace dependiente de las realidades del hombre; pero aquí no vamos a hablar de dios.

Hay tres fases en el hecho artístico: pensarlo, producirlo y verlo. Las dos primeras son cosas del autor y la tercera del espectador. Creo, siguiendo opiniones más doctas, no me cabe la menor duda, que el hecho artístico sin espectador no llega a existir como tal ya que el autor es incapaz de verlo a partir del hecho, descartada la emoción de haberlo producido; demasiada carne, entraña y esfuerzo se han volcado en juntar las palabras e imaginar la idea y conseguir atemperar el ritmo a la expresión, interiorizando cada uno de los ritmos siameses de las ideas, como para poder ser espectador y juez externo, o lo que es más importante, como para poder sentir el espectáculo del hecho independiente del autor. Un hecho artístico sin espectadores queda supeditado a eso que llama Sartre "la permanencia oscura" y que no es otra cosa la existencia vana en un trastero, almacenado en la oscuridad, pues nadie va a verlo. De aquí que el artista no se produce hasta que su obra alcanza la exhibición, despierta emociones y genera la crítica.

La obra se revela al espectador, a cada espectador, no a una generalidad; aquí no cabe hablar de masa o público ni deberían aplicarse valores estadísticos para determinar calidades de mercado; aquí cabe hablar de cada uno de los espectadores que van pasando frente a la obra, página a página, lienzo a lienzo, forma a forma. Si el autor ha sido honesto habrá procurado depositar en la obra la menor emoción provocadora posible; un autor honrado no trasciende su propia emoción y vivencia intentando forzar la emoción del espectador, sino que trabaja emocionada y racionalmentemente para dejar a quien contemple el hecho artístico la libertad de emocionarse, de comprender, de sentir, de aceptar o rechazar, la libertad de juicio, al fín la libertad.

Todo arte está determinado y determina; determinado por las emociones y la coherencia del autor; determina las emociones y la coherencia del espectador cuando se ha convertido en hecho artístico. Esa relación que suscita la revelación, es el climax del proceso, el momento esencial, el destino de la obra. No es escribirla o pintarla o esculpirla, sino ser revelado a un número indeterminado de espectadores o lectores (espectadores todos) que la van a hacer suya o na rechazarla desde sus propias emociones y su propia capacidad de análisis. La obra, que se ha producido a través del autor con esfuerzo, y ha provocado en este mutaciones insospechadas, procesos intelectuales y físicos que han tenido consecuencias, ahora va a producir en el espectador mutaciones insospechadas, emociones que le cambiarán: aceptación o rechazo, acuerdo, construcción, rebeldía, destrucción, catarsis. La emoción latente no vale y tampoco interesa conocer la vida del autor y su ideario para prepararse a estar de acuerdo no con él. Ezra Pound es fascista y poeta: nada nos obliga a quedarnos con las dos facetas como un todo. Shojolov es comunista y novelista: nada nos obliga a quedarnos con las dos facetas como un todo. Aunque ahora lo normal es lo contrario: la solapa del libro nos explica quien es el autor, el argumento y el significado, antes de que leamos el libro. La invitación a la exposición nos sitúa en el lugar conceptual exacto en el que debemos estar para saber lo que debemos pensar y decir. El factor "revelación", en ambos casos, se atenúa por las exigencias de la crítica, del mercado y de la vanidad de convertirnos todos en conocedore. Pero vayamos al espectador puro, es posible que esté predeterminado a un color, a unas frases, a unos conceptos; que tenga prejuicios, y el arte, si es que tiene misión, es la de emocionarle hasta mudar de prejuicio: o cuando menos intentarlo. Ciego y sin misión, el arte puede derribar murallas, padre como es de la modernidad en el sentido racional del progreso: beneficio social indiscutible.

Mañana trataré de escribir sobre el pensar y el producir en el arte, sobre el difícil y personal encuentro y combate con la página o el lienzo en blanco, con la piedra en bruto, con el espacio vacío.

(Continuará)

6 comentarios:

  1. Pues me parece que me interesa mucho lo que piensas, que me ha gustado encontrarme con este artículo puesto que el tema y los fondos me tocan de cerca, de muy cerca. Que concuerdo con lo que has expuesto hasta ahora, con todo lo que has dicho.
    Todos los temas son arduos de tratar, en especial los referentes al amor, la vida, la muerte, pero este sobre el arte yo lo enlazaría justito al lado de esos tan peliagudos, y es que en definitiva son temas ligados estrechamente a la piel del ser humano y cada cual, también, y a su modo, lo desarrolla y lo vive en alguna medida, esa medida es la que sólo tiene cabida en el ojo del espectador que lo descubre y lo valora. Sí, lo que tú dices, es la mirada del otro la que lo convierte en arte.
    Bueno, mejor te dejo seguir con los siguientes capñitulos, no?
    Un abrazo!

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  2. Gracias Roma, por el comentario y el ánimo. Mañana seguiré.

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  3. Buena aproximación al proceso del arte. Yo creo que el arte es quizá el más puro proceso de comunicación ejercido por el hombre. Un acto de comunicación a dos niveles, primero del artista con el artista, es decir, comunicación de él con él y para él, una forma de autodescubrimiento, y, luego, de la obra misma con el espectador o lector, con el otro, y es aquí que se manifiesta la naturaleza subjetivísima del arte. No me exitendo más, creo que me empujas a escribir sobre esto en mi blog. Un abrazo grande.

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  4. Bueno, José Antonio, no hay como fomentar la creatividad, aunque creo que a ti no te hace falta que te fomenten nada.

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  5. Uno de los motivos que me llevaron a inscribirme en un curso de teatro fue buscar una salida creativa a la soledad de escribir, o de intentarlo.
    Tras un curso en el que me he subido cuatro veces al escenario para enfrentarme al público, llegué a la conclusión de pertenecer a un acto de creación colectiva.
    Cada uno de los actores pensamos nuestro personaje, le dimos forma, movimientos y voz.
    Tuvimos que ensayar mucho para producir la representación teatral que queríamos.
    Y, finalmente, el público vino a ver el resultado y, en mi caso, un par de amigos me hicieron llegar sus críticas.
    ¿No es esto el camino creativo que has trazado en tu excelente comentario?

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  6. Si lo es, javier, aunque digo que la creatividad colectiva no me lo parece, esa de que hablas no es tan colectiva puesto que cada sujeto tiene que crear su propia expresión. Soy individualista (cosa seguramente de mi edad y mi cultura inical, anterior a la tuya), pero crep que estamos hablando de la "necesidad" de crear, aunque de eso todavía no he escrito, y voy a ponerme a hacerlo ahora, justamente.

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