viernes, junio 02, 2006

La permanencia oscura - 2

A veces, al escribir, me doy cuenta de que no seré capaz de decir con claridad todo lo que quiero decir a todos a los que se lo quiero decir. Si uno lo piensa bien, creo que fué Sartre, pero de lo que estoy seguro es de que el pensamiento original no fué mío, un escritor (cosa que yo no soy) escribe para un número reducido de lectores que suelen ser siempre los mismos. No me refiero a los más vendidos, que son cosa aparte, me refiero a los escritores que tienen algo que decir y tratan de decirlo a un grupo de personas que tienen algo que escuchar y tratan de escucharlo, concretamente de él.
Me importan una serie de cosas que también pueden importar a los demás que me leen, pero no se cuales son. Hablo del bosque y es una certeza: vivo en medio de un bosque porque lo he escogido. Hablo de la playa y es una certeza: tengo un pisito junto al Mediterráneo. Hablo de ética y de moral y son certezas, un racimo de ellas que me hacen creer en cosas concretas: hay que combatir el sufrimiento, no hay que temer a la muerte, hay que cultivar la amistad, hay que desapasionarse de los esfuerzos en la cosa pública que no aportan soluciones, hay que desentenderse de las ideologías (y la religión es el partido político más antiguo de la historia), hay que medir las palabras por lo que quieren decir y no por lo que podemos imaginar que dicen, hay que intolerar la intolerancia, hay que justificar la paz y no al contrario, hay que vivir en armonía con el entorno; debo confesar que si existiera el epicurismo como corriente ética y como moral social, militaría en él. Me atrae el huerto de Epicuro en Atenas como me gusta leer de vez en cuando las Meditaciones de Marco Aurelio. Si me pongo en el contexto, le comprendo. Pienso en lo bello y en el arte y es también una certeza: el hombre ha conseguido levantar con sus manos y su pensamiento cosas que son nuestras, de toda la humanidad, y que están en armonía con nosotros. No me canso de mirar Las Meninas, allí sentado frente a frente y de decirle mentalmente (no hay que levantar la voz) a Velazquez "creo que te entiendo, te saliste con la tuya". Creo que en nuestra historia humana en la que hemos producido tanto arte, solamente contadas piezas alcanzan el punto sobrehumano de la trascendencia más absoluta y nos pertenecen a todos porque somos todos. Un artista trasciende pocas veces y pocas obras lo hacen, habiendo como hay tanta belleza hecha por las manos del hombre. Me pasa cuando oigo la Novena o El Cant dels ocells. Me pasa cuando veo un plano de una película vista mil veces. O cuando leo un poema que es absoluto. Pienso que cuando Jorge Manrique escribe aquello de "nuestras vidas son los rios que van a dar a la mar, que es el morir" a principios del siglo XV, enciende una luz que no se ha apagado todavía. La sencillez del texto, lo significante del mismo y el momento de la vida en que se produjo. Algunos seres son capaces de tallar en piedra el mejor destino de la humanidad para que quede allí y signifique para siempre.
Cuando subo a la Peña del Águila y me siento en lo alto para mirar a mis pies el descenso vertiginoso de la ladera por la barranca, con los pinos secos, astillados y caidos como muertos de una batalla, me doy cuenta de que eso lo estoy viendo y temblando yo, y que tiene sentido porque estoy yo mirándolo. No lo ha hecho el hombre, no es el ser humano quien ha levantado las sierras y héndido los barrancos, ni levantado esos árboles. Es más, ni los hemos hecho ni nos necesitan. ¿Quien depende de quien? Si no existiéramos ese inmenso paraje que se junta con la cañada real que viene de León y que se va viendo truncada estación tras estación por nuevas invasiones inmobiliarias, estaría ahí condenado a que nadie lo viera. No podríamos hablar de él y entonces nada lo encontraría bello. Esa es "la permanencia oscura". Aquello que el ser humano no puede ver no existe para nuestro código cultural porque habiendo objeto no hay sujeto. No hay revelación.
Justamente por eso, no practico el lenguaje mágico y deben perdonarme mis amigos, que practicándolo, pueden pensar que les reprocho hacerlo. Nada de eso, es sencillamente que sabiendo que lo que está aquí depende de nuestro punto de vista, prefiero ceñirme a las certezas. Me encandilo ante una historia de amor sin necesidad de verla como algo mágico. Me encandilo ante un gesto sencillo sin necesidad de creer que es mágico porque adoro la ternura que me hace vivir. Rechazo las irrealidades cuando se convierten en compañeras de viajes. Al lenguaje no le hacen falta más palabras que las justas para expresar el temblor del individuo frente a lo hermoso. Una noche exultante no es mágica, es carne emocionada. Lo mágico es el sueño alentado por una desproporción entre la realidad y el deseo. Camus lo definiría como el absurdo. No se lea peyorativamente, sino en trance de construcción.
La vida de cada uno, como el paisaje de la peña del Aguila, puede ser buena, mediocre o mala, y son los baremos que apliquemos para categorizarla los que nos darán una respuesta. Un hijo, una hija, un proyecto de futuro al lado nuestro, contiene más magia que cualquier lenguaje irreal. Ante la poesia evanescente y fantástica prefiero aquellos versos que decían: "si te quiero es porque sos/ mi amor, mi cómplice y todo / y en la calle codo a codo / somos mucho más que dos". Todo extasis mágico se tgraduce al lenguaje coloquial de los mortales.
Hace unos años, celebrando mi cumpleaños, mis dos hijos llegaron al restaurante en que me habían citado, en las montañas del Vallés cercano a Barcelona, por separado. Al verse, se fundieron en un abrazo hermoso que me llenó los ojos de lágrimas y alguien hizo una fotografía que me dió. ¿Que magia hace falta para que al verla me emocione? Lo mejor, estoy seguro, de la vida, es su incapacidad de ser mágica y lo mejor su realismo sobre el que podemos escribir nuestra historia, la de cada uno.
Afortunadamente para nosotros "la permanencia oscura" no es una realidad porque estamos aquí para ver todo desde nuestra medida, la única medida humana que tenemos al alcance de los sentimientos.

15 comentarios:

  1. Luis:

    Está a punto de caer la noche. Llueve primaveralmente. Contemplo mis árboles de viento y escucho los pajarillos despedirse de mí.

    Es el tiempo del silencio, ese exacto que disfruto.

    A punto de leerte. Ahora preferí decirte los antecedentes diarios ante tu letras.

    En unos minutos te leeré en voz alta y esta casa se quedará quieta para escucharte.

    Y cuando termine de leerte, todos quedaremos pensativos para que después afloren las palabras verbales.

    Y cada quien dirá lo que sienta.

    Avisado estás.

    PD. Contesté tu pregunta en mi casa. Un poco loca estoy.

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  2. Me siento junto a la hoguera,con mi gato en la falda.
    Enciendo un cigarrillo con una ramita encendida.
    Acabo de leer tu post.
    Acaso por una cuestión generacional,a pesar que estoy a miles de km de tu tierra,siento que todas esas palabras encuentran ciertos ecos dentro de mí.
    Me viene a la cabeza unas palabras de Sócrates:
    "Concédeme el ser bello en el corazon del hombre"
    Así que,sin proponérmelo apenas,te dejo un desconocido abrazo desde australes latitudes.
    Buenas vibraciones.
    Nestor

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  3. Clarice: Me aterra la sensación de saber que tengo audiencia. Puesto que estoy avisado me relajo. Os deseo mucho bienestar y serenidad. Y te agradezco la benevolencia aunque si entro en tu casa de esta guisa, también te agradeceré una tazita de café, o según la hora, un dedito de tequila. Luis

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  4. Nestor: ye agradezco que compartas tu hoguera conmigo. Bienvenido a casa. Luis

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  5. Te leí ayer por la noche y hoy te he releído mientras tomaba el primer café de la mañana y, descubro que tenemos la misma visión sólo que le atribuimos significados diferentes a la palabra "magia", son exactemente las misma emociones que tu sientes y describes tan acertadamente ante una obra de arte o una foto las que yo siento y las que, para mí, revelan una dimensión mágica. Es quizá, no sé, que me gusta maravillarme en demasía ante la vida, ante la naturaleza, ante un gesto de bonda, o de cariño, o ante lo que el hombre es capaz de lograr cuando está en la búsqueda de lo bello a través del arte.

    Por otro lado, me ha resultado inevitable pensar en que la filosofía como la conocemos, tiene su origen en la visión mítica del mundo, en la necesidad del hombre por explicar y entender esos fenomenos naturales que lo sobrecogían con una dimensión mágica. Y, a pesar del los ríos de tiempo que han corrido bajo el puente, y de la evolución del pensamiento, esas visiones, esas interpretaciones mágicas de la realidad tienen aún vigencia y significaron y son y seguirán siendo un gran aporte a nuestras culturas y a nuestro pensamiento.

    No lo sé, pienso ahora, que tú y yo, estamos, de alguna manera, y no quiero pecar de exceso de confianza, cortados por la misma tijera, tan sólo sucede que, optamos por nomenclaturas diferentes.

    Un abrazo
    José Antonio

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  6. Luis: soy una de tus lectoras que al parecer le importan muchas de las cosas que te importan...la naturaleza, la música,el arte,la ética, el ser humano en toda su dimensión... por eso es un placer para mí venir a leerte.

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  7. Estoy seguro, José Antonio. Parte del trabajo que intento realizar ahora que tengo tiempo, es tratar de encontrar un lenguaje que sea común en el que yo exprese y tu entiendas. Claro que debemos estar cortados por la misma tijera: cultura y biología, cercana la primera y común la segunda.
    En cuanto a la magia, mi ¿crítica? y perdóname si en algún momento te he incomodado, no es la concepción mágica de la antropologia, de parte de la filosofia, sino al abuso (de ese copncepto no del emisor sino en el receptor. Yo también soy soñador, pero la realidad me puede. Claro que tengo 62 años y un cerebro de peso medio con un uso neuronal del que no me quejo. Temo al Alzeymer, donde se acaba la magia, y a las verdades de la sociedad en que vivimos, pero el realismo mágico de la literatura vuestra (nuestra pero de aquella orilla) me subyugó en mi juventud, porque a través de él percibía el ansia de realidad que se nos está perdiendo entre palabras.
    No tengas problemas de confianza, yo te agradezco tus palabras, mucho.
    Un abrazo. Luis

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  8. VB: siempre serás bienvenida a esta tu casa. Por cierto, yo también tengo una casa en la playa. ¿Sabes? Siempre envidié a Neruda y a su casa de la isla, que yo creía que era una isla de verdad. Luis

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  9. Luis, esta mañana leí tu post desde el trabajo (que no se entere nadie, ¿vale?) y llevo todo el día dándole vueltas...no sabía cómo explicarte que estoy totalmente de acuerdo contigo, que siento lo mismo ante la belleza de la vida, esté expresada en imágenes, pintura, escultura, naturaleza, literatura, música, sonidos, sonrisas, miradas...José Antonio ha escrito exactamente lo que llevo pensando todo el día, así que no me voy a repetir.
    Siento pasión por el realismo mágico de la cotidianeidad, es mi manera de soñar despierta, escucho, hablo, veo, huelo, toco y soy capaz de percibir literalmente lo que es...después lo cambio, para mí, así me gusta más; eso es lo que hago cuando escribo, cuento las cosas como yo las veo, que se parezcan o no a la realidad puede ser coincidencia. Creo que me comprendes, bueno, al menos eso espero :-)

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  10. Para Ana C y José Luis: debo hacer autocrítica al más puro estilo militante de los sesenta, porque no he sabido explicar lo que quiero decir y no me atrevo a castigar a nadie más con otro post.
    Yo no puedo estar contra el realismo mágico o contra inyectar en las cosas cotidianas ilusión, o contra el sentimiento mágico que nos queda después de que algo nos arrebate y pueda con nosotros. Hay momentos que si no son mágicos, no son nada. Los he sentido y ahora menos, pero no pierdo la esperanza de que sucedan de nuevo otros momentos. Se me ponen los pelos de punta viendo una película, leyendo un libro. Para mi, el encuentro con el perro de Nápoles fué mágico y por eso no me lo quito de la cabeza. Ese es tal vez el ejemplo: la realidad y lo que vemos es nuestro porque si no estuviéramos ni pasaría ni sería nada para nadie. De la realidad extraemos todas las emociones, y las emociones son racionales, y cuando nos exaltan son mágicas.
    Lo que me preocupa, es lo mágico como fórmula de lenguaje vacia, porque sí, al margen de su función. Se trata de lo mágico superfluo, que se extiende como forma de lenguaje y que cuesta adecuarlo a cualquier situación.
    Nosotros hacemos mágica la realidad, porque vivimos la realidad emocionada. A esa magia yo llego.
    Es una cuestión de lenguaje. Yo te leo Ana C y sabes que me encanta eso que llamo tu ligereza y tu tono de ironía que acaricia y endulza, aunque lleve un acero por dentro. Me gusta tu magia.
    Transformamos la realidad y hacemos magia. Pero no creo que sea "real" hacer magia de la nada, porque eso sería ilusionismo.
    Y por favor, haced de la magia en la vida el mejor uso, porque ayuda a sobrevivir.
    Y creo José Antonio que si es probable que hablemos de lo mismo, al pan pan y al vino vino, y este último es el que quedamos emplazados a bebernos juntos, vasito a vasito.
    Y he cambiado de opinión, voy a hablar de un momento mágico en mi post siguiente.

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  11. Hubo hace ya muchos años un encuentro entre dos escritores en una universidad peruana. Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. La conversación fue editada en un pequeño librito que guardo ya deshojado de tanta relectura y del que ahora cito un fragmento que sé nos inivtará a pensar más en este tema que nos ha sumido en la más grata y entrañable conversación.

    Dice García Márquez:

    "Hay algo más que me ha llamado mucho la atención en CIEN AÑOS DE SOLEDAD", y es que hay una chica muy bella y muy tonta que sale al jardín a doblar unas sábanas y de pronto se va al cielo en cuerpo y alma. La explicación de esto es mucho más simple, mucho más banal de lo que parece. Había una chica que correspondía exactamente a la descripción que hago de Remedio la Bella en CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Efectivamente se fugo de su casa con un hombre y la familia no quiso afrontar la vergüenza y dijo, con la misma cara de palo, que la habían visto doblando unas sábanas en el jardín y que después habís subido al cielo...En el momento de escribir, prefiero la versión de la familia, la versión con la que la familia protege su vergüenza, la prefiero a la real, que se fugó con un hombre, que es algo que ocurre todos los días y que no tendría ninguna gracia."

    Entonces, y ahora parafreaseo para ahorrar espacio y tiempo: lo real maravilloso, según Márquez, no es ni más ni menos que la realidad de Latinoamerica.

    Interesante, ¿no?

    P.D. Luis, nunca he sentido que has sido duro, crítico o peyorativo, lo únic que he sentido es unas ganas tremendas de seguir conversando.

    Un abrazo
    José Antonio

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  12. pufffff, me comi una letra y me olvidé del presente del subjuntivo, estas cosas me pasan con mucha frecuecia, soy un volado total: va la corrección econtrada, seguro que hay más.

    P.D. Luis, nunca he sentido que hayas sido duro, crítico o peyorativo, lo único que he sentido es unas ganas tremendas de seguir conversando.

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  13. José Antonio: podríamos decir, de acuerdo con lo que entiendo del texto que anotas y de nuestra propia conversación, y de AnaC, que hay dos maneras de entender lo "mágico".
    1 - Versión García Marques y por extensión del realismo mágico: La realidad se transforma y se convierte en mágica por que la versión es irreal.
    2 - Versión más europea, sartriana si quieres: la exaltación de la realidad, lo sublime alcanza un punto mágico por ser irreal por poco común, dificil de alcanza, etc. El post de Camarón sería un ejemplo.

    Si es así, y querría conocer tu opinión, yo, que disfruto enormemente con la lectura de la primera, me adscribo personalmente a la segunda.

    Por otra parte, el realismo mágico americano, m atrevo a aventurar que tiene una base cultural fruto del mestizaje y de la cultura indígena, que se extiende y alcanza a todo expresión: No soy muy experto, pero pienso en Diego Rivera o en Guayasamil, por ejemplo. Y en este caso, me pregunto si no será un movimiento de realismo mágico, tomado de una cultura indigenizada, por criollos o representantes de una cultura para ntendernos "moderna". ¿Puede ser así?
    Te confieso que esta conversación no la he tenido antes y por lo tanto no he profundizado en ella. Me asomo simplemente porque quería centrar en mi post mi resistencia a adoptar lenguajes oraculares, que no obligatoriamente mágicos.
    Si crees que nos estamos liando o soy un poco recalcitrante, lo dejamos. Yo disfruto con este diálogo.

    Luis Rivera

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  14. "Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos." (Alessandro Baricco)

    Me gusta leer cuentos, intento escribir cuentos, en septiembre pasado asistí a un curso donde me enseñaron a contar cuentos. El último día, quien quisiera, podía contar un cuento en público, el público éramos los asistentes al curso. Me dieron una hoja con una historia, la adapté como mejor me pareció, era una historia sobre cuatro velas y una niña, las velas simbolizaban la paz, el amor, la fe y la esperanza. Construí unas velas con papel y disfracé los dedos de mi mano izquierda, puse en el pulgar una niña marioneta "de dedo". Salí a contar el cuento, estaba muy nerviosa, temblaban mis dedos en forma de velas, sonaba una música de fondo. Había globos en el suelo, empecé a contar el cuento, algún globo explotó, sólo se oía la música y mi voz, con mi última palabra sonó la última nota (no estaba preparado, coincidió así de bien), se hizo un gran silencio, tres, cuatro segundos, luego aplausos, miradas húmedas y un montón de halagos. ¿Por qué cuento esto? porque todo se envolvió de sentimiento, a eso es a lo que llamo "magia".

    Buenas noches y felices sueños.

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