jueves, mayo 04, 2006

Mayo


Hay muchos lugares y ocasiones en los que no he estado; no pienso en ellos, no lo lamento. Ahora no siento la necesidad de ser protagonista de nada salvo de los días que me toque vivir, cuanto más mejor si la razón, el intelecto, la lucidez y una cierta agilidad física me permitan envejecer con dignidad. No conozco en mi ningún sentimiento autodestructor así es que no tengo prisa alguna por llegar a recitar el monólogo final o protagonizar el infarto aniquilador. No hago humor de esto, pero en ningún caso tragedia. Si se ha definido al ser humano como ser trágico en cuanto que es el único que conoce su fin, reconozco en mi una muy poca dosis de tragedia en este terreno. Antes me parece una tragedia vergonzosa e indigna la muerte airada que produce una parte de la humanidad sobre la otra y de la que he sido testigo. Nací en 1944 y en ese año probaban unos científicos (de todos es sabido que el padre el proyecto Openheimer tuvo serios problemas de conciencia a posteriori) en Álamo Gordo la bomba atómica. Nací y viví pues dentro de la guerra fría y la disuasión de puertas para afuera, porque de puertas adentro, cerradas y clavadas, la disuasión era la dictadura. Viví los últimos 56 años del siglo XX, al que se ha definido como el más violento y sanguinanrio de la historia, sin reparar en ese record histórico, hasta hoy que hago cuentas. Es enteramente cierto, en ninguna etapa de la historia se ha matado tanto, se ha violado tanto, se ha destruido tanto y se han cosechado tan enormes progresos en la destrucción técnica. El presidente Eisenhower, en su discurso de despedida, recordemos que era republicano y militar de West Point, se atrevió a denunciar o a avisar, sobre el enorme peligro que suponía para los EEUU y para la humanidad en general, la influencia del conglomerado industrial militar, que tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea había puesto en pie un nuevo sistema de vida: al futuro por la construcción de armas cada día más mortíferas. Engels y creo que Marx también, dijeron en su día que el progreso tecnológico vendría a la humanidad por la industria armaméntística. Así ha sido. Viví puies ese prodigio histórico de vesania y destrucción que representó el nazismo y su locura: en solamente doce años de poder consiguieron que en Europa murieran 40 millones de habitantes, acumulados en los últimos cinco, desde 1939 hasta 1945. Luego Corea, Indochina, Panamá, Granada, Suez, Hungría (en Life vi por vez primera hombres muriendo fusilados, agentes de la Avo, al salir de sus cuarteles a manos de los ciudadanos húngaros que querían alcanzar su libertad como pais) y Checolosvaquía, cuatro guerras entre los árabes y el estado de Israel, la descolonización, el Mau Mau que era la contra en Kenia al dominio inglés, el Congo con las espeluznantes fotos de una rabiosa explosión en lo que fué inicialmente una finca privada del rey Leopoldo de Bélgica y en cuyas desventuras del siglo XIX se basó Joseph Conrad para escribir esa maravilla que es "El Corazón de las tinieblas" que más tarde inspiraría a Coppola su Apocalipsy Now. El apartheid en Sudáfrica y lo que era Rodesia y ahora Zimbawue. El inmenso campo de concentración soviético y sus satélites europeos y asiáticos. China, inmensa y despiadada. Las dictaduras americanas de los 50 y 60 (Batista, Pérez Giménes, Trujillo) y las de los 70: Argentina, Chile, Bolivia, Brasil. Y en Europa la dictadura griega sin perder de vista a la nuestra y a la vecina Portugal. Viet Nam, no quiero olvidar a Viet Nam porque fué el eje de la conciencia joven de aquellos años. Viet Nam y Laos y Camboya: los kmers rojos con sus dos millones de camboyanos a cuestas. Y Cuba, y Haití con el siniestro Papa Doc y los tonton macoutes. Y la guerra de Biafra, tampoco hay que olvidarla. Y Ruanda, ¿cómo no recordar a aquel watusi altísimo que encandilaba a Steward Granger y a Deborah Kerr en Las Minas del Rey Salomón? Pues fué allí lo de Ruanda. Y después, mucho después, el horror servio-bosnio-croata-albanés-kosovar: nos sirvieron la pesadilla para acabar el siglo cerquita de casa, creíamos que esas cosas no pasaban, por lo menos no tan cerca, pero la digerimos. Y la Guerra del Golfo, la primera, claro. La guerra se ha convertido en el siglo XX en un enorme dispendio de vidas y una fantástica acumulación de beneficios. La conciencia moral de los ciudadanos ha pasado de puntillas por todos esos acontecimientos y se ha alineado pudorosamente siempre junto a los buenos en contra de los malos. Quienes fueran, unos y otros disfrutaron en su día del otro gran progreso de los tiempos: la propaganda. Las grandes dictaduras totalitarias inventaron la propaganda con los medios de los primeros 40 años: desfiles, cine, terror, silencio y miedo, radio y slogans. A los pequeños tiranos del último tercio les ha bastado con la televisión. Y con ella hemos visto el terror cara a cara, las batallas de la sangre, las de la intolerancia, las del hambre, las de los señores de la guerra, las del hombre nuevo, las de los ideólogos de la nueva sociedad, las del fin de la historia. Posiblemente más de 150.000.000 (ciento cincuenta millones de personas) han muerto en nuestro mundo durante el siglo XX en guerras. A esa cantidad de hombres y mujeres les tocó estar en sitios que hubieran preferido no conocer. Hemos perdido la oportunidad de conocer a un montón de gente que seguramente eran encantadores, listos, inteligentes y agradables. Podíamos haber encontrado entre ellos al amor de nuestra vida, o al abrazo más fraterno, o al amigo entrañable. Chi lo sa. Ahora es Mayo y los manzanos de mi jardín muestran su flor. Hoy el tiempo ha cambiado y las nubes han cubierto el esplendor de gris sombrio. Caramba, me he dicho mirando el contraste de la primavera en grises y sombras, he vivido más de sesenta años en paz, y en seguidamis neuronas me han dicho que si pero no. Leo en un librito titulado "Sobre la violencia" y escrito por Hanna Arendt una frase que me parece reveladora, independientemente del resto del libro que tambén lo es: "ni la violencia ni el poder son un fenómeno natural, es decir, una manifestación del proceso de la vida; pertenecen al terreno político de los asuntos humano cuya calidad esencialmente humana está garantizada por la facultad humana de la acción, la capacidad de comenzar algo nuevo." Si, me digo, ¿quien me garantiza que mañana no decidirá akgún gobernante elegido democráticamente que toca morir en el campo de batalla? Y no por mi, que ya no tengo edad, sino por los jóvenes que son y los que han de venir, me confieso amargamente que esa garantía no existe.

5 comentarios:

  1. Esa garantía no existe, más bien todo lo contrario. Hoy no nos toca directamente pero les está tocando a otros, a muchísimos millones de personas les está tocando ahora. Ellos somos todos, pero no nos damos cuenta, y es más, si vivimos, nosotros, tranquilamente en este mundo llamado desarrollado no es por otra razón que a causa de que sean otros los que padezcan las miserias y las guerras.
    Claro que no hay garantías, no pueden haberlas dentro de la injusticia y en progresos basados en la dominación.

    Sin ir más lejos, yo aquí en mi barrio, junto con algunos centenares de vecinos, libramos una guerra. Nos roban las casas, nos exilian de nuestro barrio, nos tratan de forma injusta, indigna, inhumana y malvada, y según los "benefactores" del progreso, lo que ellos quieren es mejorar y beneficiar al "común" de los ciudadanos, y con el argumento del interés general pretenden derribar 1651 viviendas de un barrio histórico, declarado BIC, y declarado patrimonio histórico valenciano. En fin... nada de garantías, ahora las guerras son disimuladas, pero son lo que siempre han sido, luchas de poder, y en ellas los desfavorecidos cada vez somos más.
    Bueno, creo que ya me pasé tres pueblos con mi comentario, pero lo que cuentas me vino tan a pelo...

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  2. Tui comentario no se ha pasado 3 pueblo, seguramente te ha quedado mucho en el tintero. Estoy de acuerdo contigo en que además de la guerra cruenta (entiendo que eso es lo dices) existe una guerra permanente con el poder. Porque el poder es corruptor y me refiero al poder y no la política y a los poderosos y no a los políticos.
    Vi algo sobre tu barrio, creo que era una foto, en un post anterior. Mira, yo vivo en un lugar en el que no debería, porque cuando llegué alguien había recalificado un prado en medio de un bosque maravilloso y lo había convertido en parcelas. Compré una. Yo creo que hay que ser beligerantes en muchas cosas. Ahora los tres pueblos han sido por mi.

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  3. Ja!...pienso que ninguno de los dos os habeís pasado ningún pueblo. Creo que todos tenemos, bueno cada uno de nosotros, tenemos nuestra ética y nuestra moral lograda...vete tu a saber, pero supongo que con esfuerzo y dedicacion, y eso es correcto. Defendemos lo que creemos con valor, valor que nosotros damos a las cosas.

    Todo es muy subjetivo, salvo alguna que otra que es evidentemente objetiva. Desde luego lo del siglo XX no tiene nombre, es espeluznante ver escrita toda esa lista que ha puesto Luis en su post. Y lo peor es eso, nuestros hijos, nuestros jovenes, aunque supongo que nuestros padres dirían lo mismo que nosotros.

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