jueves, marzo 09, 2006

La naturaleza de los caballos


El bosque junto al que vivo está habitado; por corzos, zorros, jabalies, ardillas (a estos los he visto) y por otros muchos animales que no he visto. Oigo multitud de pájaros que desconozco y algunos que me son familiares: los grajos y las cornejas chirrían, por ejemplo. En este bosque sueltan en primavera los caballos, sacados del encierro invernal, para que coman la hierba jugosa. Ahí van en falsa libertad las yeguas, las crías del tiempo, y los potros jóvenes. Escribo en falsa libertad porque aunque no lo sepan (habría que pensar en lo que saben los caballos) tienen dueños que deciden por ellos. Mañana llegan sin avisar (¿para qué van a hacerlo?) y ensogan al potrillo y se lo llevan, o a la yegua. También están en relativa livertad las vacas y los terneros, durante el verano. En Prado Grande y en Prado Largo, están a sus anchas, relajadamente, mascando hierba permanentemente. A veces abandonan el prado y deambulan entre los pinos o los robles. Si un choto se pierde llama a la madre y esta le contesta una vez tras otra mientras se buscan, y la cantinela sigue hasta el encuentro y el retorno al grupo.Cuando cruzo entre ellos apenas se mueven; las vacas son elegantes y se apartan dos o tres pasitos; los terneros, asustadizos, salen en trote rápido tropezando. Los ojos de las vacas me siguen mientras ellas van girando la cabeza en una curva inverosímil. Los ojos de las vacas y de los terneros hablan, son de una enorme dulzura. Ikram Antaki, una intelectual siria que vive en Méjico se refiere a ello en un libro titulado "La cultura de los árabes"; los ojos más bellos pueden ser comparados poéticamente a los de la vacas. Decir tienes "ojos de vaca" es un piropo, nunca un insulto o una grosería.
Hace un año más o menos, cruzábamos el bosque con un amiga y su hija adolescente y nos encontramos a los caballos. La muchacha quedó como paralizada; se adelantó a nosotros y se acercó al grupo. Una yegua, un potro de un año y un potrillo. La chica, absorta, los miraba como si se tratara de una aparición. Los animales no se inmutaron. Le pregunté a que venía aquel arrobo y esperaba una respuesta cursi de adolescente; fué al contrario una respuesta sincera. "Nunca había visto caballos así". ¿Cómo así? Vivos, sueltos, de verdad. Recordé una definición de Julio Camba sobre el campo: "lugar en que los pollos corren crudos". La muchachita había visto a los caballos, no solo "de verdad" sino en libertad.Reconozco que cuando llegué al bosque por vez primera y me encontré con los caballos, me arrobé como ella. Estas escenas existen fuera de las películas o de los libros de fotografías.
Junto a mi casa, en el prado, hay parcelas en las que los ganaderos dejan en verano a unos cuantos caballos. Los propietarios prefieren segar la maleza de esta manera, es menos costoso. Los caballos van arrancando cortes de hierbas con sus dientes grandes. Nosotros les acercamos pan duro. Se lo damos con cuidado. Cuando nos ven cruzar el jardín hacia el seto que delimita los terrenos, vienen al trote. No tienen miedo, tienen hambre de golosina. El verano pasado dejaron una yegua torda y un caballo alazán. Llevaban mucho tiempo juntos. Según el ganadero la yegua era arisca; el caballo(castrado) lo montaba para subir al monte a controlar las vacas. Según el jinete era dócil. Cuando salíamos a llevarles pan, la yegua se quedaba parada, al otro lado de la parcela y el caballo venía. Descubrimos que imponía su ley de macho más fuerte, no la dejaba acercarse. Si lo hacía le ponía el cuerpo y la empujaba, le sacaba los dientes y ella, asustada, se iba. Si no le gustaba el rincón en que la yegua se refugiaba, trotaba amenzador hacia ella y la empujaba hacia el sitio en que quería que estuviera. Ana y yo urdimos una estratagema: yo atraía al caballo hacia mi y le iba dando pan mientras Ana, al otro lado del prado, le daba a la esclavizada yegua. No se le puede explicar a un caballo que debe respetar a la yegua y compartir con ella el pan y el agua del barreño. No lo va a entender. Ana y yo llegamos a la conclusión que esas cosas están en la naturaleza de los caballos.
Recuerdo que, después de la muerte de Franco, en el paraninfo de la Universidad de Barcelona, se celebraron las Primeras Jornadas de las Mujeres. Yo quedé allí, durante las Asambleas con la que era entonces mi mujer. Esperábamos que pasaran cosas, que el mundo se pusiera en marcha y cualquier sitio en cualquier lugar podía ser el escenario de un acto conmovedor. Entré en el enorme salón y me quedé asombrado por la vista del inmenso espacio decimonónico repleto de mujeres en diversos grupos, con diversas oradoras, con diversos diálogos en un ambiente enfebrecido y enfervorizado por banderas y pancartas, casi todas rojas, que era el color de del ansía de libertad, por aquellos días. Las voces singulares sobre un enorme guirigay producido por el coro de voces general resonaban por el efecto de los altísimos techos. Enbtraba la luz del mediodia por los ventanales del piso superior y la visión me recordó automáticamente las pinturas de las convenciones liberadoras de los siglos XVIII y XIX. Allí vi el paisaje de la revolución. Ese salón inmenso de la Universidad de Barcelona era un fragmento revolucionario que conectaba directamente con el futuro y no era mio. Había una revolución que no me tocaba como protagonista. Tuve que concienciarme de la necesidad de dejar el paso expedito a quien lo necesitaba y convertirme en compañero de viaje. Años atrás, en militancias antifranquistas, con gente progresista a mi lado, viví experiencias aleccionadoras. Un compañero hubo que denunció a su mujer compañera también, por haber abandonado el domicilio conyugal y haberse ido "con otro". La denunció a los mismos grises delante de los que vociferaban "Libertad". Durante mucho años he tratado, he comprendido, he intentado y a veces he conseguido, ser un compañero de viaje en la historia propia y en la de la humanidad que es, en realidad, un largo y constante camino hacia la libertad. Iremos siempre hacia una libertad incompleta, o sea que nunca llegaremos. Siempre habrá una parcela más a ganar. Está en la naturaleza de los seres ser imperfecto, machista, ruin, pero está en la naturaleza de los seres caminar hacia la libertad de todos por igual y por iguales. De los caballos no, ni de los toros ni de los millones de especies que seguirán su rumbo natural con su división entre machos y hembras, entre fuertes y débiles, con su reparto del trabajo y sus tiempos de sexo y sus tiempos de cría y sus tiempos de pacer. Está en la naturaleza de los hombres, de los seres humanos, el impagable tesoro de la conciencia, ese "caer en cuenta de uno mismo" que procede de la conjunción de inteligencia, aprendizaje y experiencia. Muchas veces me he sentido avergonzado por el comportamiento de muchos hombres, y muchas veces una frase o un pensamiento a punto de aflorar me han recordado al machista que llevo dentro y del que no recuerdo el aspecto ni la fotografía. Pero está agazapado como están agazapadas todas las cosas que no debieran ser y que son. Están en la naturaleza de los humanos. Vienen a lomos de la educación y del poder.
Hoy he viajado, he ido en avión al mediodia a otra ciudad y he vuelto por la noche. Tenía que hacer una gestión y eso conlleva coger mi coche, hacer cien kilómetros para llegar al aeropuerto, subir al avión, volar una hora, alquilar un coche, recorrer cien kilómetros, tener una entrevista breve y rehacer el camino de vuelta a casa. Cómo hay tiempo para leer en el vuelo, me llevo siempre un libro; hoy "La condición humana" de Hannah Arendt. A mi esta intelectual me parece triplemente admirable, por intelectual comprometida, por judía y por mujer. Declaro explícita y francamente que no admiro a nadie salvo excepciones puntuales y ocasionales, pero mi admiración por Hannah está dirigida a un ser excepcional, a un ser libre de pensamiento y acción, de inquietud intelectual y de capacidad crítica y expositiva. Subrayo una frase: "¿cómo es posible vivir en el mundo, amar a tu prójimo si el prójimo - o incluso tu mismo - no acepta quien eres?" Cuando he copiado la frase en las hojas de respeto del inicio, que es donde escribo apuntes en los libros que leo si encuentro algo que me interesa, me he quedado bloqueado pensando en este blog a escribir y todo lo que he escrito ha pasado por mi como una cascada de cerezas que caen de una bandeja volcada. Mientras volvía a casa el blog ha llegado a mi y aquí está.

7 comentarios:

  1. Sabes? las dos últimas fotografías que has colgado me gustan mucho.
    Son buenas composiciones.
    Nunca he leído a Hannah Arendt, pero he leído ya varias veces a muchos otros que han hecho mención de ella y de sus textos y lo han hecho también con admiración.

    Tus textos, Luis, los leo impresos en papel, por las noches, en casa, y los comparto con mi marido. Se los leo en voz alta durante la cena. No sé por qué, pero aquí en la pantalla no consigo adentrarme en ellos. Son densos, y los escribes, creo, sin corregir. Y creo que tampoco los relees. Casi parecen manuscritos, borradores...
    Los dejas como te han salido al ir escribiendo, verdad?

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  2. Vaya! acabo de pegar una ojeada a las otras imágenes de tus posts, y veo que también las fotos me gustan. Pero no había caído expresamente hasta hoy, al ver la panorámica del bosque con los caballos.

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  3. Si, se que debería corregirlo, pero me lleva tiempo. de todas maneras los voy puliendo con el tiempo, a veces entro en uno porque releo y veo una falta o un problema de sintaxis.
    Tengo el proyecto de autoeditar un libro con ellos y regalarlo a amigos, que en el fondo no saben muy bien lo que pienso. Te pedirñe una dirección de envío cuando llegue el momento. Y corregiré mejor en el futuro, se que leer incorrecciones cuesta esfuerzo

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  4. Añado: gracias por la molestia que te tomas al imnprimir y espero que esa lectura no sea causa de desavenencia matrimonial.
    Si, son borradores.
    Las fotos son mías, llevo siempre la caámara. Luego retoco en Photoshop y me invento encuadres.

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  5. Va aumentando la lista del DEBE leerse (anoto Hannah Arendt). No tengo impresora en casa, leo y releo directamente de la pantalla. Me hacen pensar tus palabras, las pienso y me gusta. ¿Sabes? hice un pequeño librito, con las entradas de mi blog; diseñé una portada, lo llevé a una imprenta y encargué unos pocos, para regalar a mis padres, a mi hermano, a mis tíos, a mi profesor de literatura en el instituto -hace veinte años- y para algunos amigos. Es buena idea, ya lo verás.

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  6. Hola
    Veo que has corregido un poco el texto. Este todavía no lo he impreso. Ahora lo haré.
    Leer tus textos no es causa de desavenencia matrimonial, al contrario. Mi marido es una persona razonable. Y me ayuda a leerlos y a entenderlos.

    Yo encuentro mucha diferencia a leer sobre papel. Será la costumbre... pero leo mucho mejor con las hojas de papel en la mano.

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  7. BUENAS, he de decirle que soy una estudiante, y que en Cataluña, nos hacen presentar un trabajo llamado "trabajo de recerca" en el cuál cada uno hace una búsqueda sobre el tema que le interesa. Pues yo lo estoy haciendo sobre un entrenamiento equino, y le felicito por saber abrirme la mente de ésta manera y así poder contribuir con un grano de arena a mi árdua tasca de enmarcar el caballo en nuestra sociedad. gracias

    Judith Teruel

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