miércoles, abril 18, 2007

Los ojos


Me pregunto: ¿que miran los ojos que miran? No lo saben, no son sino dos piezas de técnica precisión, dos prodigiosos mecanismos que nada saben de si, que no son sino ojos, a veces ojos enfermos: miopes, de vista cansada, estigmáticos, de mirada perdida, inútiles en ocasiones, ciegos. El ojo del ciego es el mecanismo averiado que ha perdido el sentido y no mira ni ve, por eso anda con el globo dirigido a cualquier sitio, por eso incomoda verlo de cerca, en el frente a frente: no me puede ver, me digo, no sabe como soy, tiene que pensarme y adivinarme. ¿De que le servirá imaginar una forma que no soy a este hombre sin mirada? No me gusta que me mire un ciego y sin embargo comprendo que ese ojo de dirección perdida me reproche no ver, lo que no es cierto, que quien reprocha a si mismo soy yo.

De todos los miedos que me habitan el mayor es la ceguera. Se que un ciego se acostumbra a serlo y que se vale por si mismo. Es importante, me digo sobrevivir a la desgracia; no me creo al que me dice que no es una desgracia, que él es como cualquiera, porque no es cierto. Sin ver uno está desconectado de la realidad, no hay sentido que pueda sustituir a los dos ojos mirando anhelantes por ver, y al pensamiento recibiendo el mensaje de colores y formas y comprendiendo. Hay que hacerse una idea de las cosas, precisa, primero la mirada y con ella la idea, y aún así será imprecisa. Una idea sin mirada es una mutilación. No hay otros sentido que sea capaz de ofrecer lo que da la fotografía de la mirada: no el sonido, por cierto. ¿Que es el ruido sin visión? Algo terrible. ¿Y el silencio? ¿No llegan en el silencio los miedos?

Todo lo que sé, me digo, lo he visto. De todo guardo presencia real, fisicidad con límites. Solamente la mirada nos proporciona límites y con ellos nos coloca en el espacio en relación al otro, a lo otro, a los otros. Atesoro miradas en forma de recuerdos vistos. Si recuerdo una caricia, tiene cara y manos, y dedos, y el tacto de la sonrisa o de la mirada embebida en el acto. El recuerdo goloso es el hijo de la mirada golosa, la que trata de devorar lo que es el entorno, lo que son las cosas que están alrededor, los útiles, las obras, las caras, los cuerpos. La mirada es en si la geometría con la que podemos admirar a una realidad acotada. No hay acto como mirar, y es cosa de los ojos.

Cuando leo miro, entre palabras, los actos de los hombres y sus desventuras, o su felicidad, o la nimiedad baladí de sus vidas. Debo mirar en las palabras que leo las formas que me sugieren de personas, de cuerpos, de paisajes: una aventura no lo es sin paisaje. Dos amantes en un cuarto de hotel deben verse, en la pobreza del lugar, para reconocer la gloriosa pasión de la mentira. Los dos se miran y se ven y cada uno de ellos reconoce en el otro aquello que más desea. Este hombre que salta sobre ella y la apresa entre sus brazos tiene en la descripción la otra mirada, la del que escribe y ve, ciertamente con su pensar, ya se, pero con lo atesorado por la mirada durante todo el tiempo. En la narración, la mirada del narrador no coincide con la mirada del lector, y este hará suya la realidad, transformándola. No hay recuerdo sin modelo, no hay héroe imaginado sin ser el Prometeo del pensamiento buscando entre los recuerdos lo que mejor se acomode. El capitán Nemo siempre será James Mason, aunque más tarde se dedicara a perseguir a una adolescente que se llamó Lolita.

Aprender de lo visto, tomar el modelo del gesto, componer el aire seductor aprendido de la pantalla de cine, prender la punta del cigarrillo con desgana y tomar el vaso de whisky con férrea y desesperada determinación: he ahí el aprendizaje que nos va componiendo nuestra propia figura, una gestualidad hija de un teatro inexistente en el que nuestro pensamiento, ah, el pensar hijo de la mirada, prende los focos y las candilejas. Gracias a mirar compongo la lastimosa expresión del amante desdeñado o muestro la pose de la lealtad que se me pide. Un hombre que mira y piensa lo que ve se hará con un mundo. Bastará recordar el momento para recuperar la ternura que entró por los ojos y se guardó a través de los lacrimales. De un gesto de actor comprenderá el todo o la nada: viendo comprenderá, sin ver tratará de adivinar.

Miller decía algo así como que "en la retina de los ojos se conservan las maravillas que se han visto o vivido". Hermoso es coincidir con él, ahora que al cabo de los años le comprendo tan bien y guardo sus Trópicos y la trilogía para que formen parte de los 1.000 libros que deberán restar al final en mi biblioteca. Si es, ciertamente, en la retina, donde se guarda la imagen cierta de lo maravilloso, aunque sea una frase literaria y lo cierto sea que está el recuerdo en las neuronas, diseminado en ellas, fraccionando. Pero es la retina la que hace el clic definitivo sobre el instante que queremos eternizar, fugaz vivido, fugaz sido, y lo entregan más allá de su alcance para el almacenaje.

Me gusta mirar, me fascina mirar la forma de las cosas y el pasar de los hechos. Mis ojos, como una cámara de cine, no cesan de rodar secuencia tras secuencia de un guión que no he escrito, no se a donde conduce ni de donde viene. No siempre soy honrado y no digo lo que miro para que no se me conozca a fondo: quien dijera todo lo que mira al cabo del día, dejaría su historia verdadera y de ella podría avergonzarse. La mirada es de intimidad, de uno y para sí, no debe dejar huella. La mirada es el último refugio del hombre y de sus deseos. ¿Que miras, me preguntan a veces, y yo contesto nada. Saben que miento, pero no me lo dicen. Sus ojos también han visto sus secretos.

13 comentarios:

  1. El anónimo autor del "De lo sublime" escribió: “La naturaleza no nos ha creado a nosotros, los hombres, como un ser bajo y vil; nos ha traído a la vida y al mundo como a un enorme espectáculo, para erigirnos en espectadores de todo lo que en ella ocurre y para participar en sus torneos llenos del más alto espíritu de emulación: para ello hizo brotar en nuestras almas un anhelo sin par por todo lo grande, por todo lo divino. Por ello ni el universo entero basta para satisfacer las ansias de contemplación del hombre”

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  2. "Una idea sin mirada es una mutilación."
    Cierto, y hasta qué punto, pues una idea sin mirada es, en origen, una contradicción: el "eidos" platónico es "lo que vimos". Es evidente (jugando con el asunto) la opticidad de buena parte nuestra filosofía, y, pienso yo, no sin soporte biológico.

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  3. Yo creo que la ceguera es uno de los mayores miedos de los videntes, comentábamos hace poco con unas amigas esto, y admitíamos que era lo que, en apariencia, nos costaría mas superar, sin embargo constato que los ciegos, incluso los que no son de nacimiento, sobreviven, aman y son felices. Sobre la ceguera, real y simbólica, siempre ha motivado mucha literatura.

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  4. Yo me volvería loca si no pudiera mirar, el amanacer, el atardecer, el otoño y la primavera son algunas de las cosas vistas que me hacen levantar todos los días.

    Los que somos curiosos e inquietos por naturaleza necesitamos de la vista como el oxigeno para respirar.

    Curiosamente ayer me dieron diagnóstico y tratamiento, me han detectado (por fin) la enfermedad de Jessner y aunque es incurable tiene 2 tratamientos paliativos: cortisonas y antimaláricos, los primeros provocan retención de líquidos, los segundos pueden afectar a la retina.... prefiero estar gorda a perder visión.

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  5. Gregorio: ¿Percibimos la realidad con nuestros ojos? Nuestra realidad, que suponemos, estamos seguros, de que nosotros la describimos como es. Otros ojos de animales diversos la ven de otra manera, pero no es (lo podemos decir) como la ven aunque se mueven en ella con toda naturalidad. Ante esa realidad desarrollamos el proceso de pensar; pensaríamos ¿de que manera se foilosofaría en la oscuridad?

    Me inclino a estar seguro de que el hombre miró y vió y luego dió en pensar. Primero nombró a las cosas y les dió presencia ante él, inventó a los dioses, y se miró a si mismo. Fue y es.

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  6. Un ciego alcanza la felicidadm Julia, sin duda, pero le falta algo trascendental, en el sentido de trascendente, no de necesario. Si es ciego de nacimiento su mundo es otro y nunca sabremos como es. Si de ver ha pasado a la ceguera, será relativamente afortunado porque conocerá el mundo y los modelos, habrá hecho suyos algunos cánones de la belleza y de la naturaleza. Podrá recordar y recrear un, a modo de paisaje, de ficción en su imaginación.
    Pero ver, gloriosamente ver... y mirar.

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  7. Medraina: que alegría verte aquí. Se te ha hechado en falta.
    Clincido contigo, no se si en la locura o en la desesperación. Vivo de mirar y de ver, estoy seguro. Hasta mi mejor relación con las personas, es verlas.

    En cuanto a la enfermedad de Jessner, te envío unas líneas aparte, sobre una experiencia cercana.

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  8. "No hay peor ceguera que la del que no quiere ver" principalmente porque al "abrir los ojos" ves que estás al borde del abismo.

    "Ensayo sobre la ceguera" (J. Saramago) es un buen ejemplo del caos que puede suponer quedarse ciego.

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  9. Otro texto que me regalas. Me lo llevo.

    Los ojos y las manos son mi corazón, indispensables, y como suele ser tu costumbre en cada uno de tus textos, siempre me dejas pensando, provocando y a sentirme impotente.

    Yo soy miope, y me alegra serlo, recuerdo la historia de aquellos miopes que eran detectados entre los Meshicas desde niños, eran especiales, muy apreciados y se les destinaba a los trabajos que exigían mucha minuciosidad y detalle. Eran los que miraban de cerca al mundo.

    Tus palabras son mis ojos.

    Abrazos

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  10. Ana Cristina, el que no quiere ver simplemente no mira. Es la manera más natural de estar sin participar.

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  11. Clarice: El lema de "las palabras son mis ojos" siempre me ha parecido un poco evasivo hacia el mundo de la irrealidad, o de una realidad perdida, también puede ser. Pero se que miras, aunque seas miope. Yo lo soy desde los 10 años. Algún día escribiré un post sobre los miopes.

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  12. Descubro hoy tu blog.
    Me lo agrrego al mío.
    Pasaré a visitarte cada vez que la curiosidad me pellizque i me empuje a hacerlo.

    "Por sus ojos los conoceréis..."?
    "Los ojos espejo del alma" ? (:-)
    "¡Qué bonitos ojos tienes, Luis!;-)

    ¡Cúidate!

    Bloguely yours!,

    Sani

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  13. Sani, gracias por tu visita. Yo pasaré por ahí a jacer lo mismo.

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