miércoles, febrero 07, 2007

Vacíos: los precedentes

Existe un precedente, siempre: todos los actos, los hechos, las historias y los gestos han sido precedidos de otro y de otro y de otro hasta llegar al olvido o a la ignorancia. Eso es la historia, en cierta medida eso podría simplificar la historia. Todas las aventuras de los hombres han estado llenas de amor y desventura, de coraje y crueldad, de vanidad y fracaso y amistad y vesanía. .. Todo lo que ha sido precedente es ahora repetición.

Existe un precedente incluso para el primer párrafo de una historia imaginada que ya alguien contó y para la primera nota de una sinfonía: esa melodía aleteó en ondas que nadie supo reconocer, o uno lo hizo. No estamos en tiempos de creación, se diría o lo diría yo y por eso, es muy posible que existan más precedentes que nunca. Todo el hecho pasado que fue una fracción infinitesimal de presente está lleno de precedentes. Se puede superar el ámbito o la intensidad, pero nadie puede alardear de originalidad. El ser original, una ameba, tan lejano y frustrante ...

En tan largo camino cabía la creación fruto siempre de la desesperación. El mismo Dios Creador debía estar, de estar y ser, desesperado por aliviar una terrible soledad. ¿No es el sentido de esa creación un jugar distraido? El acto de crear, si existe la potencia, no tiene otro mérito que la obra. Otra cosa sería crear sin el poder de hacerlo, pero eso sería la nada. Tal vez de haber sido, lo fué sin precedentes y de ahí el resultado. Comparar a la creación con el precedente anterior, o sea la nada, conduce a un enorme interrogante. Como en los dioses paganos, tal vez el diuos creador ha dejado de interesarse por los hombres, esta vez desinterasado por su propia obra, que no siendo un errot si es un fracaso.

No son tiempos de creación porque el creador permanece irreconocible para los ojos del buscador del tesoro cuyo plano ha perdido; cada día que pasa se entierra una oportunidad de descubrir una vez más aquello que podría ser, de ser, sublime. El problema acerca d lo sublime es siempre el mismo: ¿cómo reconocerlo? No solo por los precedentes, ya se sabe que estos son montañas de nada, sino por un enorme vacío de la creación que ha confundido igualitarismo con acro creador. Pues nada es creación, ¿a que referirnos al creador si es que existe? Y si toda la creación es repetición del ciclo de reconocer y repetir, ¿a que esperar lo sublime?

Hay un llanto que no se escucha, que oírse se oye y sabemos, que ese llanto está en el después que es el mañana, desde este mismo instante y siempre corriendo hacia delante, que parece que huye en vez de llegar, que es el espacio de vida que aún por no haber llegado se desconoce: es el llanto del hombre en su ceguera, convencido de que es él quien no ve y no los tiempos los que están vacíos. Pues este hombre vió ayer, y lo recuerda. Desolación será, y aislamiento. Este que reconoce su impotencia no puede sino ahorrar a los demás su congoja y tratar de guardar silencio para evitar la molestia de su voz y presencia.

A medida que el yo se reconoce se incorpora a la historia aún sin percibirlo y adquiere con letras y sonidos una identidad, tan solo a efectos de ser reconocido. Afortunado es quien mantiene la risa y la sorpresa, aún con toda la crueldad que eso pueda representar. No puede uno incorporarse a la historia sin llevar una porción de risa almacenada. También en eso existe el precedente de cada cual que fue con su risa y su pena, y su alegria, que pasa.

¿Porque no mirar? El presente lo es en sesión continua y de la secuencia que nos emocionó debería quedarnos, si fuéramos capaces, el recuerdo. ¿Porqué pensamos - y no puedo jurar que esto sea así- que menos de crueldad, el resto está vacío? Y ¿porque escondemos el copnocimiento de la crueldad bajo los bibelots del pensamiento futil? De todas las creaciones permanecen hoy las más banales, proque son las que con más facilidad llegan al espectador.

Existe un precedente: todos lo que nacieron lo fueron ayer y luego se fueron. Ahora han perdido la oportunidad. No vale ponerse de nuevo a la cola, es imposible, y bien pensado, ¿quien querría?

Conviene saber que todo lo que ha cambiado en un soplo, de quedar, estará en los libros.

3 comentarios:

  1. Ya decía d'Ors que lo que no es tradición es plagio.

    Precisamente esta tarde he recibido un mail de un grupo de jóvenes artistas de Barcelona que dicen practicar el "canibalismo estético", porque, según ellos -y según Francisco Umbral, inisten-:
    “Sólo robando de otro se aprende a escribir, y por eso, la literatura está entre los delitos
    comunes. El estilo es una cosa de juzgado de guardia. Prefiero el robo a la influencia. El robo y
    el asesinato. La literatura se erige sobre un crimen o no es verdad. El robo o el asesinato de otro autor es lo que puede nutrir de sangre y adjetivos toda una obra. Toda gran obra es un botín
    múltiple. Al artista le está permitido llevarse el oro de los palacios, siempre que no lo empeñe al día siguiente en Veguillas, sino que haga, de un tenedor, una miniatura a lo Cellini.”

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  2. Así es, no hay en síntesis "proceso creativo".

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  3. Lo siento, me ha quedado corta la respuesta: no hay proceso creativo en el arte banal que nos envuelve. No se sabe reconocer la creación dolorosa, que es la que en realidad acaba quedando para recordar a todos los demás su auténtica y enorme insensibilidad. Pero, ¿qyuien está obligado a ser sensibles?

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