jueves, diciembre 21, 2006

Nosotros

Dedico este artículo a María Antonia Iglesias, periodista, que ´la otra noche, por televisión en un debate en Telemadrid, consiguió asustarme al proner frente a mi la más pura y dura imagen del resentimiento. Y no cabe confundirse, cualquier podría pensar de mi que era de los suyos, pero así no, señora.

Nosotros somos yo más tú, y yo más vosotros, y yo más ellos, y yo más tú más vosotros más ellos; cuando somos nosotros somos muchos y cuando somos muchos nos confortamos en la compañía y en el vacuo convencimiento de que disfrutamos de lo mismo y con lo mismo. Ser como todos, fundirse en el nosotros, es una felicidad.

Cuando en 1983 mi compañía produjo para Kas "El Rock de una noche de verano", Miguel Ríos, estuviera donde fuera, salía al escenario desde del fondo de la caja, llegaba al borde del proscenio, donde los altavoces de referencia, que es el sonido que los músicos tienen para oírse a sí mismos, y decía siempre "Buenas noches (aquí se encajaba el nombre de la ciudad)". Si la ciudad tenía lengua propia lo decía en la lengua propia; el público correspondía con una enorme voz que llegaba al escenario repetida por los altavoces distribuidos a lo largo del estadio o de la plaza de toros; Miguel levantaba el brazo desnudo y gritaba al micrófono: "somos miles" y la voz que le devolvía el saludo era uno, y él repetía "somos miles" y la voz era una voz formada por miles de voces, y en ese momento empezaba a sonar la magnífica banda con aquello de "Buenas noches, Bienvenidos, hijos del rock and roll". Yo, que andaba metido entre cajas o que me iba por el campo para ver el escenarios desde lejos, o simplemente me metía en el backstage entre la prensa local, veía esa escena tratando de encontrar el sentido, independiente de la fascinación que producía la conjunción entre uno y miles y el vocerío de reconocimiento, la voz de gritos. Podía, en ese momento distinguir cada percusión de la batería, o cada nota de la guitarra solista, o de los bajos, o del saxo de Jorge Pardo, podía seguir cada sonido mientras aletargado, rumor sordo y enorme, los miles de gargantas al unísono aspiraban a decir esa realidad afirmativa y afirmadora: somos miles. Somos.

Tenía razón Eduardo cuando escribió en mi artículo "Otra tontería sobre el tú" que a él el pronombre que le parecía realmente problemático era el "nosotros". Es así, he reflexionado algunos días sobre como encarar mi juicio semántico y repentinamente me he visto abocado a una vorágine de ideas e imágenes que no pensaba que guardaran relación ni con el pronombre ni con mis intenciones. En cierta manera ha sido mi última entrada en este Blog sobre las denominaciones inocentes y el Alto del león el que me ha dado la pista, y algunos comentarios que agradezco porque me han aportado mesura cuando menos en las intenciones.

¿Porqué unas cosas me han llevado a otra y abro estas líneas con el recuerdo del rockero con el que compartí un año de preparación y un largo verano de gira? Lo se, lo se bien, porque he guardado durante muchos años esa imagen de Miguel lanzando a todos unas señas de identidad que caían como lluvia purificadora en el público, esperando comprenderla; ahora la comprendo: es el principio tribal del pronombre "nosotros".

El simple enunciar "nosotros" desidentifica al yo o al tú, le arrebata sus señas primarias de identidad y le convierte a la iglesia protectora, cualquiera que sea, desde el mismo inicio del concierto que es la vida. Supongo que el padre, o la madre, en el borde de la cuna, se asoma con vértigo al "nosotros" íntimo de la realidad familiar. Este grupo que crece es "nosotros" por propia generación, por el simple hecho de tener el techo común. El niño que es, un recipiente vacío, cosecha cada día la información propia del nosotros y la asimila: le es dada, pues la cree. ¿Cómo no vamos a aceptar como hecho natural, propio, que nosotros éramos republicanos y habíamos perdido la guerra. O que nosotros éramos de Franco y habíamos ganado. O que nosotros somos creyentes. O que nosotros ateos. O que nosotros somos modernos. O que nosotros somos lo que somos, que no es ser sino sentir por información asumida. Porque ser en plural no es ser sino actuar. Ser es una cuestión singular: Luis Rivera, varón, adulto, casi viejo, retirado, lector, paseante, marido, padre, amigo, solitario, expresivo...

Así crecí como tantos otros, sin percibirlo, cargando con una guerra a cuestas que "nosotros" que ni habíamos nacido, entendimos nuestra. Tanta veces el nosotros se convierte en una carga pesada para unos que se sienten en paz con la victoria sin participar de las migajas del botín, y en una complicidad a partir de las propias desgracias para otros. Algunas generaciones se empeñaron en ganar una guerra ganada dejándola para la identidad de sus descendientes, de la misma manera que otras generaciones se empeñaron en compartir la tragedia de la derrota con los suyos. Alineados en dos bandos distinguíamos por la procedencia a los que eran de derechas y los que eran republicanos, en una falsificación histórica que cada cual contaba la guerra según le había ido.

Yo, como todos fui nosotros, fui uno de los millones del concierto que cuando el rockero alzó el brazo, coreó su felicidad y su identidad, ambas de consuno. Los grandes gurús de la tragedia coreaban desde el Palacio de Oriente o desde sus memorias su razón fundamental, la pervivencia. De la derrota nos hicieron derrotados y de la república el mito de todas las bondades. Del franquismo poco hay que decir, lo perverso se ve a simple vista. Pero nosotros, los nosotros que sentimos uno a uno, de la guerra guardábamos la tragedia de algún muerto o desparecido. En mi familia inmediata ninguno, ni paseos al amanecer, ni paredones, ni cunetas, ninguno, no tengo esa experiencia. Creo que los que los tuvieron tienen todo el derecho a buscarlos y a darles el rito que ellos quieran: puede que cuando todos estén enterrados en sus sitios, la guerra quede enterrada.
Porque va a resultar difícil perder a los nosotros de siempre, que dejen de ser un plural tan grande y se busquen a si en su singular, en su yo, como mucho su tú, siempre respetandole a él. Por eso es mejor enterrar bien a los muertos y recordar que la inmensa mayoría de nosotros, los nosotros que somos todos, no vivimos la guerra civil, ni odiamos como odiaron algunos de los que la vivieron.



La dirección de Otra tontería sobre el tú es: http://enelbosque.blogspot.com/2006/12/otra-tontera-sobre-el-t.html

11 comentarios:

  1. Siempre me ha provocado cierta turbación sentirme entre una multitud que grita como un nosotros o un nosotros común. No sé pero yo no quería estar allí. Porque lo extraño era que no me encontraba arropada sino desnuda, más desnuda...

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  2. Probablemente el individuo conn conciencia de tal se siente inerme en medio de la multitud, Kasandra. Cuando yo bajaba al centro de la multitud siempre la veía como algo externo.

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  3. A veces entre más pasa el tiempo, veo más díficil "el nosotros".
    A veces contemplo el mundo en general tan egoista que se quedan en el "yo"..
    no sé...hay mucho que charlar con esto.
    me voy a la almohada pensando en tu texto.

    abrazo

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  4. Y sin embargo, lo que son las cosas, según el paso del tiempo me camina ... voy cogiéndole un aprecio tremendo a los nosotros que pronuncio entre otro yo y yo :)

    Feliz Navidad al círculo íntimo. Y a todo el círculo...

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  5. Hay un "nosotros" traumático para el yo, aquel del que no se puede formar parte y que termina siendo un "vosotros" o un "ellos", con sus barreras autoimpuestas.

    Hay un "nosotros" que no sabría si calificar como tal: aquel del que no se tiene conciencia. Y es que para ser nosotros hay que afirmar una identidad dentro de un conjunto: si pertenecemos a un grupo por inercia, por tradición, o en definitiva, sin afirmarnos ni limitar el grupo, ¿somos nosotros?

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  6. Ese es justamente el problema, umla, el que esbozas en tu segundo párrafo. Yo creo que un día despertamos (hay quien no) siendo nosotros y no esrtamos seguros de serlo, ¿entiendes? Somos nosotros por definición, porque nos ha sido dado, y esa identidad común se compone de las mínimas identidades que nos han dado. "Nosotros no somos así," dice alguien cerca de la cuna o en el colegio o en la vida civil, y lo creemos. Pero ¿que quiere decir? ¿estaríamos de acuerdo si fuéramos libres?

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  7. Kasandra, me recuerdas una broma que gastaba yo hace tiempo escribiendio: "me dije a mi mismo, mi mismo, ¿como estás?..." Los diálogos con mi mismo eran cosa de nosotros solos.

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  8. El nosotros es dificil porque no siempre es acogedor, Clarice. Nosotros somos felices, ¿como puedes no serlo tú? Por ejemplo...

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  9. :)))))))
    Muy bueno Luis, muy bueno.
    Pues si, yo desde que tengo Otra.. me siento de lo mas acompañada con Ella...
    he perdido los acentos y los parentesis y todo eso... disculpa

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  10. Claro, Kasaandra, pero estoy en el nosotros y no he llegado al otro o a la otra, que es lo mismo salvo que cuando son dos son nosotras o vosotras, según desde donde se mire. Llegaré.

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  11. Ah, pues espero con mucho interés por eso :)

    Feliz Año Luis, muy feliz y pleno año en el que entramos xD

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