martes, octubre 24, 2006

¿En que tiempo de la historia te hubiera gustado vivir?

Muchas veces el juego es decir en que tiempo nos hubiera gustado vivir. Un juego terrible, falso, generalmente engañoso, aunque no hay juegos engañosos sino jugadores que hacen trampas. Alguien nos lo pregunta y contestamos "en la época de Adriano". Lo podemos imaginar, a fin cuentas hemos vistado Tívoli, o hemos leido Memorias de Adriano o sabemos algo de historia de los romanos. O pensamos en el barroco, Viena, suena Mozart; Baviera, Munich a través de los ojos de Visconti, reflñejada en su Ludwig, por ejemplo. . Estamos allí porque podemos imaginar, es nuestro privilegio de seres humano. Nos cabe reconocer que eso es mucho, no el tener el privilegio sino el ser seres humanos, ser seres, el ser como somos, con memoria e imaginación; con conocimiento e imaginación: capaces de recordar y fabular. El tiempo, esa dimensión que en realidad no es sino una irrealidad, a nuestros efectos una mezcla de duraciones diversas en el mismo ámbito vital, nos permite ir y venir en una respuesta a un juego social. Volamos con la imaginación, con la seguridad de la elección bien hecha.
Nunca imaginamos la pobreza, la miseria, el estrago del siervo o de la esclavitud. Nunca somos el perdedor de la historia; vemos un paisaje y un círculo social, en nuestra imaginación que es como estar y olvidamos que lo que nosotros vemos, lo que seleccionamos como tiempo y lugar ni lo pudo ver ni pudo estar la inmensa mayoria de los habitantes de su tiempo porque ellos eran los desfavorecidos y nunca accedieron al palacio. Si tratamos de seguir hacia atrás una virtual cadena de antepasados, nos perdemos en los terrenos del anonimato que representa en si la miseria de los tiempos: sin pensar en nosotros, generaciones y generaciones de pobres de solemnidad sufrieron y sobrevivieron para llegar a este que escribe, a ese que lee.
Nuestra selección del tiempo y el lugar preferido nos favorece y olvidamos que la inmensa mayoría de los que jugamos a elegir tiempo y lugar seríamos, de natural, pobres, miserables o siervos y nuestra inteligencia, que ahora contiene la memoria histórica de nuestra cultura, contendría cuatro teoremas básicos de supervivencia y algunos mitos más en los que de no creer no seríamos nada. Ni soñar podríamos.
¿Que nos hace pensar que la fortuna nos sonreiría de estar allí? ¿De haber estado? No apareceríamos en ningún libro de historia y ninguna fama acompañaría a nuestro nombre. Todos los lugares reservados a los elegidos de la fortuna y el poder nos estarían vedados y de dar rienda suelta a nuestra inteligencia, acompasada a su tiempo, nos tocaría a lo sumo un mucho de curiosidad sin libros, sin revistas científicas, sin cátedras para nosotros. Estaríamos en la legión de los desposeidos y seríamos el círculo de la impotencia por saber.
Es la única manera que conozco para tratar de intuir al esclavo que pude ser y que no soy, al siervo miserable, al soldado de la gleba, al forzado a galeras o al encarcelado por deudas, al de la olla vacía, al enfermo epidémico, al mendigo, al destinado a la muerte sin vivir más que lo justo, con lo justo. Cuando imaginamos el mundo en el que pudimos estar de haber existido esa imposible posibilidad, accedemos a él por la gran puerta del éxito; me llama la atención el que una inmensa proporción de los que somos denostamos a nuestro tiempo, a nuestra sociedad y a nuestro entorno sin reparar en que vivimos en el mejor de los mundos que han habido, simplemente porque es el que nos ha deparado una mayor suerte.

6 comentarios:

  1. Y lo peor es que nos llevaríamos a nosotros mismos en las maletas, con lo cual, acabaríamos encontrándonos con todo lo que ya sabemos de nosotros.

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  2. Hola.
    Soy, desde hace algún tiempo, asidua visitante de este tu espacio y aunque en diversas ocasiones has tocado temas que me han interesado, en algunos casos compartiendo y en otros dicrepando de tus opiniones, el tema de hoy me ha "tocado" especialmente. Ya hace muchos años que llegué a la conclusión de que mi destino en cualquier época anterior hubira sido mucho más desagradable que en esta: por mujer y por origenes humildes.
    Sin embargo hay otro juego con el que algunas veces me gusta fantasear, aunque suelo acabar decepcionada: ¿Cómo sobreviviría yo si de pronto fuera trasladada a cualquier otra época de la historia? ¿Qué conocimientos y habilidades tengo para sobrevivir fuera del aquí y ahora?
    Un saludo y gracias por este sitio

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  3. Luis, por si te interesa, te aviso de que hay una réplica a tu intervención en mi blog sobre China. Saludos y seguimos en contacto.

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  4. Ventura: te agradezco mucha tu visita a este sitio.
    Abducidos por otro tiempo siempre hacia atrás, con nuestros conocimientos actuales, los de la sociedad en la que vivimos, nuestra propia racionaliodad, en fin, tal y como somos, creo que estaríamos a caballo de dos cosas: el éxito relativo y la hoguera igual.
    Por otra parte, me veo a mi mismo ante determinadas imposibilidades. Por ejemplo: ¿cómo curar un dolor de cabeza? ¿De donde saco el salícilico necesario? Creo que se hierven cortezas de sauce, pero ¿es seguro que es así?

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  5. Luri: siempre con las maletas a cuestas, aislados de la sociedad. Candidatos a la hoguera.

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  6. La historia es una de mis grandes pasiones ... Adriano de Margarite Yourcenar me conmovió tan profundamente que pasé largo tiempo en estado catatónico, soñando con haber vivido esa época. Y sin embargo siempre he sido de las que han dicho, que ningún tiempo pasado fué mejor que el actual, más que nada, porque no se puede mirar hacía atras para recordar, sino para aprender.

    Un saludo,

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