miércoles, julio 05, 2006

A mi, la melancolía.

No es melancolía lo que siente en hombre que cuida el jardín. Vb... lo insinúa y rápidamente me voy al diccionario de la RAE y leo "Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre el que la padece gusto ni diversión en ninguna cosa." No, de ninguna manera siente melancolía; este hombre encuentra gusto y diversión en todo lo que hace y es de natural optimista, de los de la botella medio llena y de los que cuando se encuentra en un traspiés de los que se dice que da la vida, pero que nos los damos nosotros, ciertamente, arranca en busca de la solución, lo que en ocasiones le hace encontrarse con el error antes de lo que espera. Yo siempre he pensnado que en la melancolía había algo de placentero, pero no es así según el diccionario. Para mi, la melancolía, como las películas tristes, produce una tristeza saludable que no rompe el hábito de la alegría, pasado el momento. Pero no es así según el diccionanrio, de tal manera que me quedo con las peliculas tristes en las que una lágrima pugna por salir al exterior para demostrar que también viendo la televisión se llora por causas naturales.

Pero no me conformo porque no quisiera tener que borrar mi acepción de la palabra o del estado de ánimo, y sobre todo mi gusto por su consumo ocasional; de esta guisa me dirijo a mi filósofo de cabecera para las definiciones, que es André Compte-Sponville; reconozco que desde que encontré este libro en una de mis visitas a librerías, lo he convertido en el mirador final de cualquier paseo por el parque de las palabras y de los actos en que habito. Compte-Sponville, algún día empezaré a llamarle André, tomándome la libertad por la familiaridad con la que uso de su sabiduría, define de esta manera a la melancolía y dejo a un lado la parte psiquiátrica que la expresión contiene y que él también describe, pero no viene al caso: "en lenguaje corriente, es una tristeza ligera y difusa, sin objeto particular y por eso casi inconsolable. La melancolía ordinaria es menos un trastorno que un temperamento. La primera -se refiere a la que he descrito ahora mismo- puede ser casi agradable (La melancolía, decía Victor Hugo, es la felicidad de sentirse triste)."

El hombre que cuida el jardín, que lee, que cuida de su esposa en un largo post operatorio, que habla con sus hijos muy a menudo, que tiene tres o cuatro buenos amigos, una familia corta y cordial, que escribe cada día y se une a una república virtual por internet, disfruta mucho de su vida, desde que ha descubierto que puede reescribirla al margen de casi todo lo aprendido. No cambia de identidad, sino que adelgaza la suya en busca del meollo, de la parte nuclear de su modesta sabiduria; no quiere saber todo, pero si quiere estar seguro de lo que sabe; no quiere perorar sobre todo, pero cuando hable quiere decir lo que piensa en certeza asumida. Se ríe a menudo, menos que cuando era joven, tal vez porque es espectador que se conoce muchos de los chistes de la obra, pero se ríe a menudo y con ganas y le gusta bromear, aunque es consciente de que su sentido del humor no es muchas veces entendido; por lo menos se ríe para sí o mejor consigo, que es buena compañía para reir. A veces este hombre se sumerje en una cierta melancolía, nada inconsolable por otra parte, de la que describe Victor Hugo, al que por cierto admira y quiere: ha leído "Los Miserables" varias veces y siempre le emociona y se maravilla ante "El Conde de Montecristo"; y ante la poesía del francés formidable. Con Sthendal y Victor Hugo se iría a un paraje desierto y no se aburriría, durante una muy larga temporada. Le parece hermosa la acepción "la felicidad de sentirse triste".

No es Virgilio quien habla por este hombre del siglo XXI que ama la modernidad porque cree que los las personas viven en su tiempo o mueren adelantadas. No es Horacio que describe la vida plácida en el predio sabino, por mucha simpatía que sienta por el poeta romano. Los tiempos ya no son lo que eran y no por eso son ahora menos buenos, eso está claro. En el tiempo en que vive, la melancolía es un buen refugio para domar a la excesiva alegría o al optimismo desmesurado que parece un sin sentido; tal vez piensa que la alegría espontánea se ha visto arrinconada por la alegría en paquetes que emite la televisión.Pero en su bosque, en su prado, en su jardín, en la playa a la que va en su Mediterráneo, no es melancólico y si contemplativo. Ha aprendido a mirar la evolución de las cosas vivas y el constante estar de las inanimadas; ha conocido el placer de la luz cambiante a lo largo de las horas; ha aprendido a convertir el ruido sin sentido en silencio -otra vez Compte-Sponville-; ha aprendido a no hacer nada sosegadamente. Y esa es tal vez la realidad, no hace nada o casi nada más que vivir contemplando: hace el desayuno, recoge los platos, mira la prensa por internet, mira algún blog, sale al jardín o va al pueblo, compra o se relaja a la sombra, prepara la comida, recoje los platos, sestea, sale al jardín, pasea a Goyerri, charla con algún vecino, escribe al caer la tarde, prepara la cena, recoge los platyos, pone el lavavajillas, ve un rato televisión, sube a la biblioteca, escribe, lee y se acuesta entre las tres o las cuatro: llama o le llaman David y Ariadna; llama o le llaman sus amigos; llama o le llama su hermana desde Barcelona; llama o le llama su familia de aquí. A lo largo del día dialoga con Ana de cosas intrascendentes; este hombre no puede decir que sea feliz porque no sabe bien lo que es ser feliz; Montaigne decía que era feliz quien pensaba que lo era y la acepción etimológica de la palabra es, si no me equivoco, tener suerte. Podría decirse que es feliz, pero para evitar suspicacias, de lo que si está seguro es de que está contento.

La verdad es que lo que hace este hombre es mirar, con los ojos redondos, bien abiertos.

14 comentarios:

  1. Entonces me estaba proyectando como también lo pensé...soy yo la que algunos días ando melancólica y posiblemente tiño con ese color todo lo que leo y veo...

    Un abrazo!!!

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  2. En ese caso Vb, tal vez convenga aceptar que la melancolía es la felicidad de sentirse triste.
    Dos.

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  3. Decía Aristóteles que el melancólico es como un escenario vacío de un teatro: necesita llenarse continuamente de imágenes, vive para el escenario de su fantasía. Yo, al menos, me cnfieso un poco de la farándula.

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  4. La melancolía a la que me refiero es un estado de ánimo pasajero. Un desahogo perfecto si la siguen unas risas.

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  5. Sin embargo Nietzsche, varios siglos después que Aristóteles, mostró que no hay arte moderno que pueda explicarse sin la melancolía

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  6. Será que el melancólico es un hombre que tiene melancolía crónica. ¿Proust, por ejemplo? Y cercano a Nietzche el mismo Rilke. Yo, un poco en broma me refiero al consumo de la melancolía en pequeñas dosis.

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  7. Ahora te darás cuenta porque mi blog lleva el nombre de saudade y porque declaro que las palabras son mis ojos.

    En mi saudade y con la mitad de la luna, te abrazo.

    Pd.aún nada de Movie

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  8. Entiendo a qué te refieres, pero el "humor melancólico", como lo llamaba Galen, es decir la "bilis negra" ("melaina kholé")no sería, al menos en su sentido original, algo de lo que estuviera a nuestro alcance disponer, sino que nuestra disposición anímica vendría marcada por el prodominio relativo de cada uno de os humores del cuerpo.

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  9. Totalmente de acuerdo. En todo el comentario, que es figurado, he obviado a la "bilis negra", que sería una alteración patológica del humor, en términos psiquiátricos: ansiedad, autodepreciación, etc. Tienes toda la razón y yo me reconozco poco melancólico. DE ahí el citar a Victor Hugo y su "felicidad de sentirse triste".

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  10. Clarice, siento mucho lo de Movie. Te agradezco el saludo.

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  11. Me gusta mucho lo que cuentas de ese hombre, desde que hablas de él nombrándole y siguiéndole los pasos tus textos me parecen más cercanos, más nítidos, y más parecidos a ti mismo.
    Un saludo

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  12. Roma, es un cambio de estilo o una caida en la esquizofrenía: creo que es lo primero. Entomólogo sobre uno mismo.

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  13. Jajaaaaa, no, no, de esquizofrenia nada.
    Para mí es un cambio de estilo que me ha agradado mucho porque tú hablabas de ti y desde que hablas de ese hombre lo consigues más y mejor. Eso es lo que me parece.

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