viernes, junio 16, 2006

La ventana

Dedicado a Ana María: auxiliar de 23 años del Hospital de Torredolones, vivaz y simpatica, que hoy me ha dicho, mientras escribía este post: "tu emanas vida".

Yo no se cuando se tiene una más vívida sensación de uno mismo: si durante el día despierto o durante el sueño soñando, o en la duerme vela de la distracción. Porque es verdad que en mis sueños me se y me siento, pero no se si soy yo o es otro yo que se viste de otra identidad hecha de pedazos y novedades, de saldos y retales arrojados al vertedero interior. Si me sé durante el día cuando estoy despierto en mi inconciencia a través de la que maquinalmente hago las cosas que debo y quiero hacer, sean estas pasear por el bosque o trabajar el jardín o leer o ir al pueblo a comprar o hablar con algún vecino encontrado durante mis paseos, o esperar en este Hospital unos días más mirando por la ventana al paisaje exterior de colinas de matorral, jara y monte bajo.Porque vivo no lo estoy siempre, o sea, atento. No siempre estoy atento a la vida y supongo que eso sería demasiado fatigoso, dudo que el corazón pudiera soportarlo. Estar totalmente atento a la vida debe ser como dicen que es la cocaína: un enorme estimulante vital que quema las etapas y acorta los días. No siempre estoy atento y creo que nadie lo está, siempre, continuamente. Hay, a lo largo del día, claros en el bosque, cuevas umbrías, hamacas al sol, bancos para sentarse, lugares para dejar vagar el pensamiento en el bien entendido que no habló de la abducción televisiva; lugares propios, encontrados en el deambular por nuestros días que nos sirven de posada transitoria. Hay quienes, relajados por estas posadas y fatigados por el "estar atentos" van parando más que atendiendo y terminan viviendo en un limbo del que hay que sacarles pronunciando su nombre. "¿En que pensabas?" En nada, estaba distraído.

Una ventana es un buen lugar para alcanzar una cierta inconsciencia, o una conciencia adormilada y perezosa; porque más allá del vano sucede lo otro, como una película sin sonido. Sabemos lo que vemos, no lo que oímos, sabemos lo que vemos y también, crédulos, lo que imaginamos. Construímos historias con fragmentos de realidades intuidas: pasa lo que pasa y la realidad, se conocerla, podróa atropellarnos. Imágenes son ideas e ideas son hechos y certezas. Para cada cual, una situación o una persona, entrevistas desde la ventana del ausente, es el reflejo de un arquetipo que rescatamos de su nivel de almacenaje. Vi una vez, desde la planta once de un edificio de apartamentos en que vivía en la calle Orense, en Madrid, a una pareja de mujeres en el parque Picasso, que caminaban entre los setillos del boj recién plantado, trabajosamente, apoyándose la una en la otra. La visión desde una planta alta es la ideal para viendo poco verlo todo, porque la generalización permite concebir desde una imagen una historia. La más joven de las dos mujeres, reconocible por su figura erguida, sujetaba a la otra, mayor, que se apoyaba en ella y caminaba trabajosamente. Madre e hija, pensé, y también en lo duro de ese paseo cotidiano y por extensión en la dureza de una vida tendente a cuidar a quien perdiendo la vida pierde las facultades y se convierte, lentamente en un vegetal del que desaparece incluso la belleza. No fué hasta varias semanas más tarde en que me crucé con ellas al atravesar ambos, en sentidos opuestos, el parque cuando la evidencia fue mi desconcierto grande, porque la mujer pequeña, la madre, mermada de fuerzas por la edad pero no de voluntad y decisión, sujetaba a la hija, joven, que al apoyarse en la otra parecía llevarla y era al revés: la joven sin equilibrio ni fuerza. No era la juventud la que aportaba el bastón, sino la vejez y no era esta la que necesitaba apoyo sino la otra. Errores de la vida que no se perciben desde una planta once, heroicidades de lo cotidiano que no alcanzamos a ver en la generalidad.

Los arquetipos nos confunden porque los miramos desde la ventana desconectando cercanía y sonido. Hay imágenes terribles que no pueden rescatarse del modelo y dejan abierta a la imaginación circunstancia y autor. Siempre, detrás de una imagen hay una historia en dos direcciones: lo que vemos y lo que está detrás del punto de vista, de la cámara, del observador. Todo ante nosotros es un escenanrio desde la ventana de los ojos, de los nuestros o del primero que las vió y las retrató. Vi, una vez, en el campo de concentración de Dachau, próximo a Munich, dos fotos que me impactaron, hechas desde una ventana al exterior. Cortinas de visillo, de hilo y encaje, semi velaban en una carretera estrecha a la que se asomaban chalecitos de verano (Dachau era antes de la llegada de los nazis al poder una zona de veraneo de la capital cercana, después fué uno más de los nombres de la ignominia) una columna de prisioneros del cercano campo, decrépitos, cadavéricos, dispersos por la carretera, caminando al desgaire entre algunos militares armados, envueltos en mantas unos, semidesnudos en la dignidad de sus pijamas a rayas los otros, mostrándole al verdugo la única verdad que puede herir al asesino, la de la verdad y la vesanía como arma cargada de futuro (en frase de Gabriel Celaya), caminando, saliendo del campo, trasladados a otro lugar a pie, a punto de perecer el Reich, ya sin transportes, yendo hacia ninguna parte entre los chalets burgueses del hermoso paisaje de Baviera. Di en pensar que detrás de las terribles dos fotografías, solamente dos, había una mano desconocida (para mi, no supe nada de ella, nio lo se ahora) que hizo las fotos escondiendo el objetivo entre los visillos, tratando de que nadie viera, sabiendo como lo terrible permanecía y permanecerá siempre para que arquetipo y realidad coincidian en una prueba: "por aquí pasaron perdiendo su última oportunidad de vivir". Aquí las víctimas, aquí los verdugos. Algunas ventanas duelen porque se abren al corazón de las tinieblas.

Detrás de las ventanas las ventanas: detrás del cristal los ojos, y aún detrás de estos la mirada y detrás la adaptación neuronal y el pensamiento. Una tras otra, pueden correrse o no las cortinas para captar dos realidades: la cierta que sucede o la incierta que imaginamos cierta; Y en ambas una corriente de emociones, un flujo de ideas, un pensamiento derivado a un pricipio ético, a una repulsa o a un parabién. Nada hay más hermoso y humano, creo yo, que sentarse a mirar con los ojos abiertos y las cortinas de visillo corridas. Que quien pase por el parque, al vernos, pueda imaginar nuestra vida y compararla con sus arquetipos. La mirada es un travelling del mejor cine que imaginar podemos.

13 comentarios:

  1. Me ha dado mucho placer leer este post.
    Será que las ventanas de mis sueños son mi vida, y las fotos mis historias recortadas.
    Saludos

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  2. Al igual que usted Luis muchas veces ando imaginando vidas a través de ventanas o balcones que veo cuando salgo a caminar por el barrio en que vivo...y es curioso, nunca imaginé que podría haberme equivocado...ahora miraré de otra manera...gracias por ello...
    Un abrazo!!!!

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  3. Tu post me recuerda la película de Hitchcock titulada "La ventana indiscreta". Un hombre con una pierna enyesada que ha de guardar reposo en su casa y se entretiene mirando por la ventana desde donde ve perfectamente todas las demás ventanas de los pisos que dan al patio vecinal de la manzana de casas.
    Bueno... no contaré la película. Además, apuesto a que la has visto, y seguro que no sólo una vez.
    Un saludo!

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  4. James Stewart y Grace Kelly. Si, claro. Y Raimond Burr (Perry Mason) haciendo de malo malo. Un saludo, Roma

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  5. Luis, no hace falta que te diga (y de sobra lo sabes) que escribes muy bien, pero... me pregunto a qué se debe esa pertinaz negativa tuya a usar el punto y aparte.
    Supongo que será una decisión literaria, pero a mí al menos me hace que me resulten más farragosos tus escritos.

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  6. añado: al menos, en algunos posts, como este.

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  7. Luis: No es eso, sino que es un problema técnico que no controlo. Si marco un espacio no sale, he de marcar dos y a veces no me acuerdo. Reconozco que me gustan los párrafos largos, porque escribo divagaciones, pero a veces no tanto. Siento esto y procuraré arreglarlo. Un saludo. Luis

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  8. Glups!

    Luis, yo me refería a los actores y a la película.

    (Es que he salido debajo de tu contestación a otra persona, pero yo no me refería a ella ni a ello.)

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  9. Aprovechando el buen sabor que me ha dejado la lectura de tu relato, voy a dormir, a ver si sueño algo bonito. Buenas noches.

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